Un cronómetro mide, a la vista de todos, el tiempo exacto de trabajo y la producción en algunos de los procesos que se desarrollan en la fábrica de vacunas de la farmacéutica GSK en Wavre, apacible ciudad rodeada de verdes colinas en la región de Valona en el lado francés de Bélgica, en Europa.
El conteo del tiempo se detiene cuando los empleados hacen un receso y continúa apenas retoman las actividades en los gigantes complejos de edificios separados de áreas verdes, en los que paredes de vidrio transparentes dejan ver el interior de cada una de las oficinas.
El trabajo incluye el respeto de las directrices que dan los países, desde Japón hasta Ecuador, para obtener dosis biológicas que cumplan con las estándares de calidad que exige la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las autoridades reguladoras.
El tiempo para descubrir una nueva vacuna puede ser larguísimo, refieren los científicos de GSK. Pero con el uso de nuevas tecnologías se pueden reducir, aseguran.
Por ejemplo, la fase de las pruebas clínicas a veces pueden prolongarse hasta cinco años, pero si se opta por las vacunas terapéuticas se haría con las personas que ya están sufriendo la enfermedad. Así pueden comprimirse también estos plazos.
El brasileño Otavio Cintra, Líder de asuntos científicos y de salud pública en GSK, afirma que cuando se inició en el hospital Universitario en Brasil en 1991 trabajaba en el servicio de emergencias y en la sección de enfermedades infecciosas.
“Teníamos cerca de 450 niños que llegaban todos los días por dos causas, una era gastroenteritis por diarrea (rotavirus) o por enfermedades respiratorias. Eran cien camas copadas para hospitalización porque requerían antibióticos por la neumonía o terapia de hidratación intravenosa por la diarrea”.
En 2006 se introdujo la vacuna del rotavirus en Brasil y Cintra ingresó a GSK en 2008. Cuenta que en noviembre pasado regresó al mismo hospital y en emergencias había 4 niños por fractura, prematurez y complicaciones por diabetes. Y de las cien camas estaban ocupadas veinte.
“En Brasil hubo una disminución del 70% en la mortalidad infantil, en Ecuador hay una reducción del 50% de las muertes por neumonía, hay un cambio muy significativo desde que se aplican estas vacunas (por rotavirus y neumococo)”. dice.
La vacuna contra el rotavirus (dos dosis, una a los dos meses y la otra a los cuatro meses de edad) se introdujo en el esquema nacional de Ecuador en 2007 y desde el 2010 está disponible la del neumococo (tres dosis a los dos, cuatro y seis meses de edad en su orden).
Tamara Rosales, especialista en infectología pediátrica del laboratorio GSK, indica que las diarreas eran la primera causa de hospitalización en el 2007 y ya en el 2014 estaban por debajo de la causa número quince de internamiento. “Recientemente hay un investigador de la Universidad Central que hizo una publicación en la cual evaluó la mortalidad por diarreas por gastroenteritis, que es la forma médica que corresponde a la diarrea en menores de 5 años previo a la introducción de la vacuna y posterior a ello, observó una reducción del 70 % de la mortalidad por diarrea en menores de cinco años”, asegura.
Fuente: El Universo