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Cómo enfrentar la epilepsia y desarrollar una vida normal

by Kelvin Jarama

Un continuo y adecuado tratamiento médico, sumado al apoyo psicológico, pueden mejorar la calidad de vida de quien padece de epilepsia y lograr que desarrolle actividades como el conducir, contraer matrimonio o estudiar.

Así lo señalan dos psicólogos consultados que coinciden en que hace falta en la sociedad mayor difusión sobre esta enfermedad para que se rompan los mitos que ocasionan a veces discriminación o una inadecuada ayuda al momento de que sufren crisis en lugares públicos, trabajo o escuela.

Consuelo Franco, psiquiatra del hospital del día Efrén Jurado López del IESS, la define como una enfermedad del sistema nervioso central que ataca directamente la corteza cerebral y se presenta paroxísticamente con crisis convulsivas, es decir que aparecen de un momento a otro.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la epilepsia afecta a cerca de unos 50 millones de personas en el mundo lo que la convierte en uno de los trastornos neurológicos más comunes.

Señala el informe de la OMS que «las convulsiones se deben a descargas eléctricas excesivas de grupos de células cerebrales que pueden producirse en diferentes partes del cerebro. Pueden ir desde episodios muy breves de ausencia o de contracciones musculares hasta convulsiones prolongadas y graves. Su frecuencia también puede variar desde menos de una al año hasta varias al día».

Las características de las convulsiones varían y dependen de en qué parte del cerebro comienza la alteración y cómo se propaga. Ocurren síntomas temporales, como pérdida del conocimiento o la conciencia, y alteraciones del movimiento, de los sentidos (incluyendo visión, audición y gusto), estado de ánimo u otras funciones cognitivas, según la OMS.

Causas

La OMS aclara que la epilepsia no es contagiosa. El tipo más frecuente que afecta a 6 de cada 10 personas es la epilepsia idiopática, es decir, la que no tiene una causa identificable.

La epilepsia con causas conocidas se denomina epilepsia secundaria o sintomática y pueden ser:

  • Daño cerebral por lesiones prenatales o perinatales (por ejemplo, asfixia o traumatismos durante el parto, bajo peso al nacer)
  • Malformaciones congénitas o alteraciones genéticas con malformaciones cerebrales asociadas
  • Traumatismos craneoencefálicos graves
  • Accidentes cerebrovasculares que limitan la llegada del oxígeno al cerebro
  • Infecciones cerebrales como las meningitis y encefalitis o la neurocisticercosis
  • Algunos síndromes genéticos
  • Tumores cerebrales

A qué edad se presenta

La psiquiatra Franco señala que no hay una edad especifica para que puedan aparecer las convulsiones. Puede ser en la niñez, adultez o adolescencia porque las causas que la pueden provocar pueden ser internas o externas como, por ejemplo, un traumatismo craneoencefálico, una infección, meningitis o encefalitis.

Tyrone Lara Medina, médico psiquiatra del hospital Universitario, señala que por lo general se puede manifestar desde el nacimiento del niño. El síndrome o epilepsia severa se va produciendo en los primeros años de vida del infante y la epilepsia con crisis de ausencia empieza a aparecer en los primeros cinco años. Hay algunas de tipo benignas y otras no tan benignas.

La epilepsia con crisis clónica o las de tipo gran mal (periodos en que partes del cuerpo tiemblan o se sacuden) pueden manifestarse en la adolescencia.

Agrega que cuando una persona empieza a presentar crisis convulsiva pasados los 18 años, por lo general se sospecha que existe otro tipo de lesión que provoca estas crisis convulsiva y por lo tanto se debe someter a estudio.

Qué actividades puede desarrollar

La psiquiatra Franco expresa que una persona con epilepsia debe de tratar de integrarse a las actividades normales como cualquier otra persona. Hay quienes están en tratamiento y realizan su vida normal, pero eso no significa que nunca más tengan una convulsión porque es paroxístico, es decir que se presenta de un momento a otro.

Insiste que muchos pacientes, con todo el cuidado del caso, trabajan, tienen hijos, pero eso no le impide que ellos socialicen y traten de hacer una vida familiar adecuada y una vida laboral satisfactoria.

Añade que la enfermedad no es un impedimento para que el paciente epiléptico maneje o aprenda a manejar, pero sí hay que tener mucho cuidado.

El psiquiatra del Hospital Universitario opina igualmente que si los pacientes siguen su tratamiento y la crisis se mantiene bajo control pueden eventualmente manejar. Aunque esto va a depender del tipo de crisis que tenga porque hay algunas que se desencadenan por los cambios bruscos de luz. «Por ejemplo, alguien que va conduciendo en la carretera, rodeada por árboles, y va atravesando por luz y sombra, luz y sombra, esto puede desencadenar un accidente. En esas condiciones no se recomienda el manejo», señala.

Recomendaciones

Franco insiste en que el paciente debe hacerse amigo de su medicina, porque el estar continuamente bajo vigilancia médica y en tratamiento puede disminuir los riesgos.

Lara sugiere que las personas con epilepsia deben primero conocer bien de qué se trata su problema de salud y cómo sobrellevarlo de la mejor manera posible.

Aconseja que la persona lleve un diario con anotaciones sobre sus crisis, sentimientos, cómo le asientan los medicamentos para que le exponga a su médico tratante cómo ha ido evolucionando y de esta manera coordinar de mejor forma el tratamiento.

También se recomienda que la persona enferma porte una identificación o algo que permita poder asistirlo adecuadamente en el caso de que tenga una crisis en la calle o fuera de su domicilio.

Cómo ayudar adecuadamente

Lara insiste en que en la sociedad falta mayor difusión sobre esta enfermedad porque muchas personas, por ejemplo, en una crisis convulsiva lo que hacen es agarrarle el dedo del medio, lo cual no sirve para nada, o con el ánimo de ayudarlo le meten objetos en la boca y eso puede provocar asfixias.

Lo adecuado en una crisis convulsiva es sostener a la persona sin aplastarla o restringirle mucho el movimiento para evitar que tope contra algún objeto y termine haciéndose daño. «Hay esperar que la crisis termine para ponerlo de lado y dejarlo que la persona descanse y se despierte», agrega.

El especialista sostiene que se debe borrar el estigma y el miedo que las personas sienten ante la epilepsia. «Muchas personas tienen este tipo de temores de que las personas con epilepsia no se pueden desenvolver bien, son agresivas, que son raras, que no pueden estudiar (…)», dice.

La enfermedad no tiene cura, su tratamiento es farmacológico, pero, agrega Lara, en los casos en que las crisis le impidan trabajar o llevar una vida diaria regular se puede recurrir a una cirugía que le permite disminuir la frecuencia de la crisis y por supuesto le ayuda a una mejor calidad de vida.

Ayuda psicológica

Además el paciente debe contar con ayuda psicológica, al igual que la familia, para evitar que caigan en la depresión. «El apoyo psicológico es importante para que estas personas sepan que no están solas, que ellos pueden sobrellevar el problema de salud y que no deben ser excluidas», dice Lara.

Franco dice que también hay otros tipos de terapias que ayudan o son colaterales como la psicoterapia, la medicina alternativa, las terapias de relajación. Todo eso ayuda, señala, porque el estrés puede provocar en algún momento una injuria (daño) externa y provocar el síntoma. 

Fuente: El Universo

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