Investigadores de la Florida Atlantic University (EE. UU.) han realizado un estudio en el que han examinado los beneficios y riesgos de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) con y sin receta para el alivio del dolor, como la aspirina, ibuprofeno, naproxeno, diclofenaco o el paracetamol.
Todos estos medicamentos tienen beneficios y riesgos. La aspirina disminuye la inflamación así como los eventos coronarios y los accidentes cerebrovasculares, pero aumenta los síntomas gastrointestinales y las hemorragias, sin embargo, sin consecuencias hepáticas o renales adversas, tal y como explican los investigadores.
Por su parte, indican que los AINE sin aspirina disminuyen la inflamación, pero se han asociado a eventos coronarios importantes adversos y a accidentes cerebrovasculares con el uso a largo plazo, así como a efectos secundarios importantes en la parte superior del estómago y el riñón, y a desequilibrios electrolíticos como el alto contenido de sodio o potasio e incluso la insuficiencia cardíaca.
El paracetamol no tiene propiedades antiinflamatorias clínicamente relevantes y es responsable de más del 50% de las sobredosis de medicamentos relacionados con la insuficiencia hepática y de alrededor del 20% de los casos de transplante de hígado, así como de las enfermedades renales, según explican los científicos.
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«Con respecto a los beneficios y riesgos de los analgésicos, la totalidad de la evidencia sugiere que los médicos y sus pacientes deben hacer juicios clínicos individuales basados en todo el perfil de factores de riesgo del paciente. La toma de decisiones clínicas individuales sobre la prescripción de AINE para aliviar el dolor basada en todas estas consideraciones tiene el potencial de hacer mucho más bien que daño«, explica Manas Rane, uno de los principales autores de este trabajo, que se ha publicado en la revista Journal of Cardiovascular Pharmacology and Therapeutics.
En este sentido, otro de los responsables del trabajo, Charles H. Hennekens, ha explicado que los factores para decidir si se debe prescribir un medicamento para aliviar el dolor y la inflamación, y en caso afirmativo cuál, «no deben limitarse a los riesgos de efectos secundarios cardiovasculares o gastrointestinales«. «Estas consideraciones también deben incluir los posibles beneficios, entre ellos las mejoras de la calidad de vida general resultantes de la disminución del dolor o el deterioro de los síndromes de dolor musculoesquelético», concluye.
FUENTE: EL UNIVERSO