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Hace 60 años llegó a Peñarol Alberto Spencer

by Kelvin Jarama

Un día como hoy, 22 de febrero, hace 60 años, Alberto Spencer, por aclamación el mejor futbolista ecuatoriano de todos los tiempos, ponía el primer pie en Montevideo. Se empezaba así a escribir su historia en Peñarol, club con el que, con numerosísimos e importantes goles, se adueñó de la gloria mundial en la década de los 60 y del reconocimiento en la eternidad.

El expediente es vasto, tanto a título individual como colectivo en su excelso paso por filas aurinegras: máximo anotador histórico de la Copa Libertadores (54; 48 con Peñarol), torneo que además ganó tres veces como principal figura (1960, 1961 y 1966) y fue finalista otras tantas (1962, 1965 y 1970); doble campeón del mundo (1961 y 1966), óctuple monarca del campeonato uruguayo, en el que encima fue líder de goleo en cuatro ocasiones… Para la afición carbonera, un ídolo a nivel de deidad cuyo arribo en 1960, sin embargo, estuvo cobijado de justificado recelo

“La contratación del ecuatoriano provocó expectativa, pero también dudas, por venir de un país sin nombre en el fútbol”, recordó el domingo pasado Ovación, sección deportiva del diario El País de Uruguay, respecto de la llegada de ‘Cabeza Mágica’ al aeropuerto internacional de Montevideo.

Explicó: “Llegaba un delantero extranjero contratado por Peñarol, pero era ecuatoriano, un país alejado entonces de los grandes centros del fútbol mundial. Por la escalerilla del avión bajó un moreno flaco, alto y con una amplia sonrisa, que respondería con goles y títulos todas esas preguntas”.

Hacía apenas cinco días que Spencer se empezaba a despedir de Ecuador, país que lo homenajeó con un partido de exhibición en el estadio Modelo de Guayaquil. Aquel mismo escenario, que hoy lleva su nombre, se bautizaba meses antes –24 de julio de 1959– con gol del legendario artillero de Ancón.

En su reconocimiento en el coloso de la av. de las Américas, Spencer dio ejemplo de su característica caballerosidad, otro de los atributos que nutrieron su leyenda: “Antes de irme quiero hacerles una formal promesa: tengan en cuenta que no es Alberto Spencer el que se va a jugar en Peñarol de Montevideo, sino que son los colores ecuatorianos, representados por el que les está hablando”. Así lo publicó EL UNIVERSO.

Y así fue. “Una aspiración que no se les cumplió a los celestes (uruguayos) fue tenerlo a Spencer con sus colores en los Mundiales”, destacó el periodista Mauro Velásquez Villacís en su libro ‘El fútbol ecuatoriano y su selección nacional’, cuyo amplio apartado sobre el crack ecuatoriano rememora su cortés negativa por defender a Uruguay más allá de juegos amistosos.

Como recordó Ovación, fue en el cuadrangular de inauguración del Modelo en el que Spencer –refuerzo especial de Barcelona y oficialmente en filas de Everest– fue detectado por el DT de Peñarol –participante invitado– Hugo Bagnulo.

Luego de unos primeros intentos fallidos por fichar al notable ariete, finalmente en enero de 1960 el presidente aurinegro Gastón Guelfi venció en la puja por los diez mil dólares que pedía Everest.

A Spencer se le permitió debutar oficialmente en marzo –tras una “batalla política” en la Asociación Uruguaya de Fútbol– y se coronó campeón en la postergada final de 1959.

“Eran los primeros días de una década de triunfos peñarolenses, de la cual Spencer resultó pilar fundamental”. 

FUENTE: EL UNIVERSO

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