El general Marco Brito Jurado, comandante del Comando de Operaciones Aéreas de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE), califica de labor realmente dura la que les tocó afrontar cuando colaboraron con la recolección de cadáveres, dice que el reencuentro con la familia de los cientos de militares que trabajaron en los meses críticos de la pandemia les permitió a estos estabilizarse emocionalmente.
En Guayaquil, manifiesta, movilizaron más de 700 cuerpos.
«En sus retinas, en sus conciencias, más allá del deber cumplido y de la satisfacción de haber servido a la sociedad, quedará haber sido los últimos desconocidos despidiendo a gente de la que también no se sabía quién era», manifiesta.
El general Brito señala que tuvieron dos misiones al exterior: una a Chile, para traer a deportistas, y otra a México, adonde se fueron 70 pasajeros y volvieron 6 compatriotas que estaban varados en el país centroamericano. Sostiene que en Guayaquil se utilizaron helicópteros para llamar a habitantes a quedarse en casa, a través de altavoces y sirenas.
El Comando Operaciones controló el cumplimiento del toque de queda, colaboró en el traslado de alimentos, de insumos médicos, de personal sanitario, de autoridades, en la evacuación de enfermos, además de encargarse de la seguridad de sectores estratégicos.