Calles Esmeraldas y Luque, centro de Guayaquil. Los conductores y pasajeros de buses se mecen al momento de que la unidad atraviesa un desnivel en la calzada asfáltica.
En las calles Milagro y Pedro Pablo Gómez, centro oeste, los choferes de carros livianos esquivan las irregularidades en el giro hacia la segunda arteria. María Delgado, dueña de una lavandería, dice que al bajar el puente hay un bache que hace brincar a los motorizados.
En la avenida 25 de Julio, en el cruce vial hacia el sector Fertisa, sur, el asfalto está desgastado y quienes maniobran un volante avanzan sobre una capa de terrones del material.
Las lluvias repercuten en la deformación de calles, en que los huecos ganen proporción en la capa asfáltica y se conviertan en una trampa para quienes van al volante.
En Las Orquídeas, al norte, el morador Alberto Sánchez menciona que cada vez que golpea su carro en un bache sabe que afecta la transmisión de su vehículo. Comenta que a veces se encuentra con huecos por la deformación asfáltica o por el robo de tapas de alcantarilla.
Andrés Burbano, director municipal de Obras Públicas, menciona que trabajan en la reparación de calles en varios frentes, que disponen de un mapa de “puntos calientes” respecto a qué sectores reportan más novedades.
“Tenemos Pascuales, parte de Flor de Bastión, Mapasingue, parte de Sauces, algunos puntos de Guasmo y suburbio, son los más críticos, donde la gente se queja porque se trata de calles donde transita mucho vehículo. Lo que estamos haciendo con ATM (Autoridad de Tránsito Municipal) es que en las vías donde hay más buses y tráfico pesado las estamos transformando en hormigón”, expone el funcionario.
Indica que en la calle Esmeraldas, tramo del centro, aún quedan áreas que están pendientes de intervenciones específicas, respecto, sostiene, a fallas de suelo por efecto de filtraciones de agua debido a fugas en ductos. Estos casos, apunta Burbano, los trabajan en conjunto con personal de la concesionaria Interagua.
En la calle Luis Urdaneta, por la iglesia (San Agustín, en el cruce con Pedro Moncayo) debíamos escarbar 40 centímetros, pero nos metimos 1,20 por la cantidad de filtraciones
Andrés Burbano, director municipal de Obras Públicas.
Dentro de esta planificación, el cabildo interviene la calle conocida popularmente como la ‘del Gran Chef’, en la ciudadela Kennedy, y la calle Miguel Ángel Jijón, en La Garzota, ambas en el norte de la ciudad.
En el centro, la calle Pedro Pablo Gómez es una arteria que evidencia baches en el cruce con, por ejemplo, con Carchi.
Y es que las calles asfaltadas de Guayaquil no tienen la durabilidad que en metrópolis de Estados Unidos o de México. Esto se debe, justifica Burbano, a que por ley deben priorizar el uso de material de producción nacional. Menciona que la sobrecarga de azufre repercute en la calidad del producto.
Acá las calles asfaltadas duran tres años, allá de diez o quince años, con mantenimiento periódico
Andrés Burbano, director municipal de Obras Públicas.
Burbano menciona que en el plan de rebacheo se está utilizando la reserva de asfalto importado, de Perú, para calles con desniveles.
Burbano agrega que el cabildo apunta a cambiar a hormigón las calles asfaltadas que soportan más peso. Ahí nombra la calle Esmeraldas. Mientras que en al noroeste, donde prevalecen las vías de tierra, el cabildo ejecuta rellenos.
Otro punto que genera malestar entre los conductores, ya que incide en los golpes, son los huecos que quedan luego del trabajo de colocar el asfalto, por el desnivel resultante con las tapas de alcantarilla. Sobre esto, Burbano indica que hay un contrato para “alzar esas cubiertas” y corregir la anomalía.
Fuente: EL UNIVERSO