Las últimas cifras oficiales ofrecidas por el Servicio de Atención a Personas Privadas de Libertad (SNAI) es de 79 muertos.
En el penal de Turi de la ciudad de Cuenca se contabilizaron 34 reos muertos, en tanto que otros 37 fallecieron en cárceles de Guayaquil y otros 8 en la de Cotopaxi.
En una rueda de prensa en Quito, el jefe de prisiones, Edmundo Moncayo, atribuyó los motines a rencillas entre al menos dos bandas criminales que se disputan el control de las prisiones, lo que obedece probablemente al vacío que se generó tras el asesinato en diciembre pasado de un reo que había sido liberado, José Luis Zambrano, alias «Rasquiña».
Presunto cabecilla de una temida organización conocida como «Los choneros». «Rasquiña» fue asesinado en Manta, lo que habría despertado la ambición de asumir el poder de otras bandas criminales dentro de las penitenciarías.
«Esperábamos una reacción inmediata pero la reacción ha demorado y es la que se ha producido el día de hoy entre dos grupos tratando de encontrar un liderazgo delictivo», explicó Moncayo.
La reyerta se produjo de forma paralela en los tres centros carcelarios; que concentran, según el funcionario, «el 70 %» de la población penitenciaria de todo el país, donde hay alrededor de 60 prisiones.
En su informe preliminar, señaló asimismo que los motines se produjeron tras una requisa efectuada la víspera por personal penitenciario. Allí se encontró armas de fuego con las que, presumiblemente, se pretendía atentar contra líderes de una de las bandas en disputa.
«Estamos trabajando para determinar que nuestra hipótesis tenga premisas fuertes que ayuden a que la Fiscalía tenga la mayor información posible, que permita poner a órdenes de las autoridades judiciales a quienes idearon esta acción», sostuvo Moncayo.
La situación en las tres cárceles, en Cuenca, Guayaquil y Cotopaxi, fue controlada la tarde del martes con la ayuda de refuerzos policiales y militares, aunque familiares de algunos de los presos concentrados a las puertas de una de ellas aseguraban que «seguían los asesinatos».
En la de Guayaquil, Efe constató dramáticas escenas de padres, madres y hermanos que habían acudido a verificar el estado de sus familiares recluidos.
«¿Dónde está mi hijo, dónde está mi hijo?», se preguntaba a gritos una mujer mientras sollozaba abrazada a un familiar.
Decenas acudieron a las puertas de esa penitenciaria bajo la atenta mirada de fuerzas militares desplegadas para contener la situación. Esto mientras ambulancias entraban y salían con cadáveres y heridos.
Al drama por el alto número de muertos y heridos, se sumaron a lo largo del día numerosos vídeos difundidos por redes sociales. Incluso informaciones oficiales, sobre la brutalidad de los enfrentamientos entre las bandas.
Según uno de los organismos policiales, habrían sido decapitadas hasta 20 personas.
No hay, sin embargo, víctimas mortales entre los agentes policiales ni guardas del servicio de prisiones, aunque sí un número indeterminado de heridos, confirmó Moncayo.
Por la mañana, durante el programa «De frente con el Presidente», Moreno, había indicado que había autorizado que «se use la fuerza de manera progresiva para asegurar la seguridad de los ciudadanos que se encuentran en estado de reclusión».
Los motines en las prisiones de Ecuador no son un fenómeno nuevo, y de tanto en tanto se producen casos por todo tipo de razones.
En agosto pasado Moreno declaró un estado de excepción en el sistema carcelario del país ante lo que definió como un «caos» generado por «mafias» en el interior de los centros penitenciarios.
Una pelea entre reclusos en la cárcel de máxima seguridad de Cotopaxi, dejó en esa época dos convictos muertos.
El 3 de agosto de 2020 se reportaron de otros nueve fallecidos, dos de ellos incinerados. Además, seis policías con lesiones y otros 20 reos heridos tras un ajuste de cuentas entre bandas de la cárcel de Guayaquil.
En 2019 también se registraron episodios similares que obligaron al Gobierno a declarar el estado de excepción en el sistema carcelario. EFE
Fuente: TELEAMAZONAS