Un proyecto interdisciplinario desea mitigar el impacto de los trasmallos abandonados y crear conciencia sobre sus efectos.
Científicos, tratando de retirar redes de pesca que han sido abandonadas, han realizado varias inmersiones en las costas de Esmeraldas.
Las redes de pesca abandonadas, más conocidas como fantasmas, impactan en los ecosistemas submarinos de Esmeraldas. Los trasmallos confeccionados con nailon, por ejemplo, se enredan en corales y estos se terminan desprendiendo.
Varias de estas redes se asientan en los arrecifes y sobre ellas empiezan a crecer algas u océanobacterias, que forman una especie de alfombra que impide que llegue luz a los corales y que estos realicen la fotosíntesis, condenándolos a morir.
Estos datos son parte de los resultados preliminares del proyecto Redes Fantasma en el que trabajan expertos de agencias gubernamentales, oenegés, comunidad local y de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ).
La iniciativa, a través de un eje interdisciplinario, busca mitigar el impacto de las redes fantasmas e implementar iniciativas de conservación para los ecosistemas marinos.
“Hemos recogido unos 180 kilos de redes abandonadas y, además, unos 100 kilos de artes que son encontrados en las playas o que los pescadores entregan porque ya no sirven”, dijo Javier Oña, coordinador científico del proyecto.
Las redes fantasmas se ligan a la actividad de la pesca artesanal. Varios son los motivos para que queden a la deriva, como los choques con las rocas que rompen las artes.
“También hay factores externos como la piratería, ya que los delincuentes obligan a los pescadores a abandonar sus redes en medio de la faena para salvar sus vidas” emitió Gabriela Navarrete, consultora de pesca artesanal y que también participa de la iniciativa.
Según la experta, no solo hay pérdidas ambientales sino económicas ya que los pescadores invierten miles de dólares en las artes.
“Tenemos un contexto bastante complejo. No hay información sobre pesca artesanal continua en el tiempo, sino que hay muestreos esporádicos (en Esmeraldas). Por eso se ha planteado un muestreo de ocho meses para poder entender la dinámica del área y empezar a determinar posibles soluciones al problema”, explica.
También existen algunos conflictos por las artes que se utilizan. “Hay (pescadores que usan) redes muy finas y muchos los acusan de estar acabando con el recurso o generando impacto y, a su vez, estos acusan a otros; pero definitivamente a nadie le gusta perder una red, se endeudan para pagar trasmallos, motores”, añade Navarrete.
Las inmersiones realizadas por los expertos hasta el momento han tenido dos objetivos principales: retiro de las redes fantasmas y el monitoreo biológico para caracterizar mejor la vida marina, dice Giovanna Jácome, coordinadora de buceo científico del programa.
Para el retiro de las artes se utilizan puntos GPS referenciados en un monitoreo previo. Con esta información los especialistas se han abierto paso en los bajos submarinos de Atacames. Usan tijeras y cuchillos para destrabar las redes de los arrecifes.
En estas expediciones submarinas se han observado tres ecosistemas: colonias de coral duro, arrecifes rocosos y lajas y grietas. En todos se han evidenciado redes fantasmas. Además, la mayoría de artes encontradas son de dos tipos: nailon (monofilamento) y piola (multifilamento).
Una vez recogidas las redes fantasmas son entregadas al D- Lab de la USFQ, para darles una segunda oportunidad a través del reciclaje. Ingenieros, biólogos, artistas y diseñadores del D-Lab, mediante un proceso de inspección y lavado, clasifican el material recolectado.
Aquellos que tienen las condiciones se reconvierten en plástico reciclado; mientras que los residuos que no pueden ser reutilizados pasan a un proceso de biodegradación, mediante la aplicación de microorganismos.
Parte del material recuperado es reciclado en los laboratorios de la Universidad San Francisco de Quito. Foto: Cortesía USFQ
“La intención es que haya al menos dos formas de reutilizar el material. El primero son unas láminas de plástico reciclado que se pueden termoformar, es decir, hacer objetos a partir del cambio de temperatura. El otro es un gel que sirve para impresión 3D”, afirma Paúl Rosero, profesor-investigador de la USFQ.
Como parte integral del programa se trabaja paralelamente en un proyecto de educación ambiental en Esmeraldas que establece procesos de información y capacitación sobre la protección y cuidado del medioambiente en las costas de la provincia, dice Pieter van’t Hof, profesor-investigador del Colegio de Ciencias Biológicas y Ambientales y de la USFQ.
“En 2020 no pudimos ir presencialmente, pero creamos la campaña virtual Del océano a tu casa, basada en cinco temáticas. Nos acercamos con el Ministerio de Educación y logramos que se apruebe la difusión del contenido de la campaña en las 817 unidades educativas públicas y privadas de Esmeraldas”, dice.
El pasado 25 de febrero el proyecto Redes Fantasmas presentó su página web (www.regeneracionoceanos.org) de forma oficial donde informarán sobre el proyecto.