El Viernes Santo es una de las más representativas y profundas conmemoraciones del cristianismo, es el quinto día de la Semana Santa y en él se recuerda la crucifixión y muerte de Jesús de Nazaret.
Hoy toda la Iglesia Católica se une en penitencia, abstinencia y ayuno para conmemorar la Pasión del Señor.
Este día la Iglesia no celebra la Eucaristía y ningún sacramento, a excepción de la Reconciliación y de la Unción de los Enfermos.
“Celebramos la muerte de Jesús, quien ha muerto por cada uno de nosotros y por toda la humanidad para reconciliarnos con el padre”, en este día se conmemora el amor extremo de Cristo para rescatarnos.
Es importante interiorizar el hecho de que Jesús se entregó en la Cruz por cada uno de nosotros. Y hay que comprender que la Cruz es un signo de victoria sobre la muerte, especialmente que es una victoria sobre el pecado.
Con su sacrificio, Cristo pagó el precio que la humanidad debía pagar por sus pecados. Por eso, en este día necesitamos meditar, pensar y sentir sobre el significado de la Pasión y Muerte de Jesucristo.
Una de las actitudes que el cristiano debe tener durante el Viernes Santo es la reflexión porque comprenderemos y profundizaremos en el sentido de la muerte de Cristo.
Que el amor de Cristo en la cruz, dándose por la humanidad nos permita reflexionar a profundidad en este día, el valor de la vida, una vida plena de solidaridad y servicio a los demás
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