Familiares vivieron las horas más amargas y tormentosas, cientos de familias perdieron a sus seres queridos hace un año, víctimas de la pandemia.
El 6 de abril de 2020 se dieron 464 muertes por encima de lo normal, imputables a la pandemia, según el registro diario que lleva el matemático Juan José Illingworth con los datos de cuatro grupos de cementerios de la ciudad.
Aquel 6 de abril del año pasado, 502 personas fueron enterradas en total en ocho camposantos de Guayaquil. Otro registro similar se dio el 8 de abril de 2020 con 454 muertes por encima de lo normal, atribuidas a la pandemia del COVID-19, de las 492 que se sepultaron ese día. Antes, el 5 de abril de 2020 hubo 402 fallecidos ligados al virus de los 440 de esa fecha, recoge Illingworth, quien lleva datos de este tipo desde el 21 de marzo de 2020 hasta la actualidad.
Después de esas fechas de abril del 2020, las cifras bajaron en los meses siguientes hasta tener días sin muertes por encima de lo normal relacionadas con la pandemia. Pero en estos cuatro meses del 2021, las estadísticas subieron hasta llegar al 1 de abril con otro registro tope: 48 muertes por encima de lo normal de las 86 sepulturas de ese día en Guayaquil.
La angustia, la impotencia y el temor se repiten en estos días por los aumentos de casos de COVID-19 y por las variantes que ahora circulan en la ciudad, como la inglesa que es más contagiosa y mortal.
“Nunca voy a olvidar su carita, esa última mirada, como diciéndome adiós, en la puerta del hospital. No la pude ver más hasta que nos dijeron que falleció… pensaba que se iba a salvar… hay un vacío enorme, todavía me levanto creyendo que vamos a desayunar juntas, que vamos a conversar, a cocer como nos gustaba”, relata Victoria Aguirre, quien perdió a su madre, Rosa Morán, de 68 años, el 6 de abril de 2020, habitante del Guasmo norte.
Hoy pensaba ir al cementerio general a dejarle flores, a limpiar su tumba y a repetirle cuánto la extraña. Pero las restricciones que se volvieron a adoptar ante el aumento de contagios y fallecidos por COVID-19 frenaron sus intenciones. “Le vamos a rezar en casa y a hacerle una misa por internet (virtual)”.
Rosa era costurera. Su hija cree que se contagió a mediados de marzo del 2020 cuando entregó unos pedidos. En su hogar ahora falta la madre, la amiga, la confidente, la hermana, la que hacía “vestidos y ropa a cualquier hora”. Esa realidad se repite en cientos de familias y ciudadanos que hoy recordarán al médico, al enfermero, al auxiliar, al camillero, al abogado, al ingeniero, al docente, al policía, al vigilante, al albañil, al obrero, al vendedor, al hijo, al esposo, al padre… que abandonaron este mundo no sin antes dejar un legado que los suyos esperan continuar.
No fue la única dependencia que perdió a parte de su personal. También están personal de primera línea de diversas instituciones, servidores policiales, como los de la Zona 8, agentes de tránsito, guardia metropolitana, funcionarios de dependencias públicas y privadas, como los del Municipio local.
En esta última dependencia, solo en marzo y abril del 2020 fallecieron 31 funcionarios, víctimas del COVID-19. De ellos, 7 eran de la Dirección de Salud e Higiene; otros 7 de la Dirección de Aseo y Mercados; 4 de la Policía Metropolitana; 4 de la Dirección de Obras Públicas; 3 de la Dirección de Terrenos, entre otros. Y así como ellos, hay otros servidores públicos y privados que también perdieron la vida por la pandemia del COVID-19.
Al año ya de este registro, el matemático Illingworth sostiene que aún el Ministerio de Salud Pública (MSP) no supera falencias y no registra cómo deberían ser las cifras correctas de los fallecidos en esta pandemia, pese a tener presupuesto y personal para aquello.
En ocho cementerios de Guayaquil, en abril del 2020 hubo 7.544 inhumaciones, por diversas causas, incluyendo COVID-19. También hubo víctimas en instituciones de ayuda y de dependencias públicas y privadas que prestan servicio en la ciudad.