Elaina Santillán es licenciada en enfermería pero en la crisis sanitaria hizo de personal de limpieza, leyó cartas de despedidas a pacientes a punto de morir por el COVID-19 y hasta embaló los cadáveres para llevarlos a la morgue. Ayer, terminó una guardia “pesada” de 24 horas en el hospital del Guasmo sur, sin embargo, no fue a casa a seguir con su labor de madre. Ella junto con más de 50 compañeras acudieron a protestar para que se cumpla la Ley de Apoyo Humanitario y se les otorgue el nombramiento por haber trabajado en la emergencia sanitaria por el COVID-19.
El artículo 25 de la Ley Orgánica de Apoyo Humanitario contempla que como excepción, y por esta ocasión, a los trabajadores y profesionales de la salud que hayan trabajado durante la emergencia sanitaria del coronavirus con un contrato ocasional o nombramiento provisional en cualquier cargo en algún centro de atención sanitaria de la Red Integral Pública de Salud (RIPS) y sus respectivas redes complementarias, previo al concurso de méritos y oposición, se los declarará ganadores del respectivo concurso público y, en consecuencia, se procederá con el otorgamiento inmediato del nombramiento definitivo.
En tanto que, para Delfina Gimbo, vicepresidenta del gremio de enfermeras del Guayas, esto no se ha cumplido al menos con su gremio, integrado por licenciados y auxiliares de enfermería. Ella contó que conocen que se han creado 2.300 partidas de contrato para pasarlas a nombramiento definitivo, y solo se le otorga el 6% a enfermería, el resto a médicos, que también se lo merecen pero no se está haciendo equitativo.
Además, explicó, “Somos nosotras que hemos estado con las largas jornadas de más de 24 horas, tomábamos la mano a los pacientes que nos rogaba que no los dejemos morir”.
Gimbo dijo que al menos 80 licenciadas y auxiliares fallecieron a lo largo de la pandemia solo en Guayas. “Ellas murieron esperando ese nombramiento, es justo que se reconozca ese sacrificio de todo este personal de la primera línea”.
Por consecuente, Santillán dijo que las guardias fueron muy sacrificadas porque a más de cuidar a sus pacientes graves con COVID-19 tuvo que responsabilizarse de la limpieza de las salas por mantener la salud de los enfermos y de ellos como personal de primera línea. “Nos tocó hacer de todo, incluso la dolorosa labor de leerle mensajes de aliento y también de despedida. Ellos no se podían mover, pero estaban conscientes, escuchaban y uno fue quien les hizo llegar los últimos deseos y despedidas de su familia, todo eso lo hemos vivido con dolor y nos parece injusto que no nos reconozcan todos estos días que le entregamos a la lucha contra la pandemia, porque esto sigue, los enfermos siguen, aún vemos personas morir en los hospitales”, lamentó la mujer, quien recordó que hasta le tocó embalar y trasladar cuerpos a la morgue porque no había quién lo hiciera durante la crisis sanitaria.
“Enfermería es el corazón del hospital. Los médicos pueden ser el cerebro, pero nosotros somos el corazón, los que estamos ahí con el paciente, los bañamos, los cambiamos, los medicamos, nos ingeniamos para sacarle una sonrisa. Sin enfermeros, un hospital no anda”, explicó la licenciada en enfermería.
Gimbo, “Exponemos a nuestras familias, nos exponemos nosotros. Estamos visibles ante el tratamiento del COVID-19, pero invisibles ante el Gobierno. No es justo, por favor, necesitamos estabilidad, no puede ser que en la crisis sanitaria fuimos héroes y ahora olvidados”, explicó.
En medio de las licenciadas estaba Mary, nombre protegido a una profesional de enfermería que se contagió de COVID-19, pero tuvo que seguir trabajando hasta que se descompensó y tuvo que ser internada en UCI para salvar su vida.
Representantes de este gremio comentaron que debido a la carga laboral le fue imposible aislarse y tratarse, por lo que su cuadro se agravó y tuvo que ser hospitalizada de urgencia. Con los cuidados pudo salir de la enfermedad, pero por hacer eco de su caso habría recibido amenazas de sus superiores.
Foto cortesía Jorge Guzmán