Las clases son en muchos casos por audios y por videos de la aplicación WhatsApp y hasta por mensajes de textos. Por esas vías, profesores del sistema fiscal mandan ejercicios, tareas, dan explicaciones personalizadas y hacen el llamado acompañamiento a los estudiantes. No tienen como en el régimen privado clases frente al computador, con un docente que explique e interactúe del otro lado de la pantalla, mientras al mismo tiempo están conectados los estudiantes de un curso, como demanda actualmente la pandemia por el COVID-19. Hay planteles particulares que tienen un promedio de tres a seis horas diarias de clases virtuales.
En el sistema público de educación no ocurre aquello, la realidad es distinta. Y mucho menos en las zonas rurales o en el campo, donde hay problemas para acceder a internet como el no tener dinero para pagar un plan o las fallas en el servicio, que impide que llegue la señal y, por ende, que los alumnos puedan estudiar como ocurre con la educación particular.
“Así se tenga el internet, se haga el esfuerzo para recargar (tarjetas) la señal no llega, es mala, toca salir, 30, 45 minutos en moto, hacia más afuera, casi por la escuela (que lo lleva a la vía principal que conecta a Balzar con Guayaquil)”, dice Macario Arreaga, padre de dos hijos, de 14 y 12 años, quienes “intentarán estudiar” en este nuevo año lectivo para el régimen Costa. Ellos viven en la zona montañosa del cantón Balzar.
En otros casos, los alumnos o padres solo descargan las fichas pedagógicas del denominado Plan Educativo Aprendamos Juntos en Casa, que el Ministerio de Educación implementó desde el 2020 para la educación pública, ante el confinamiento por la pandemia del COVID-19.
Esto último (las fichas pedagógicas) se ha vuelto más complicado para los progenitores y sus hijos, quienes cuentan que deben buscar ayuda de familiares, hermanos mayores, vecinos y hasta de docentes particulares para entender y realizar las actividades propuestas. Incluso hay escenarios donde estudiantes y profesores ni siquiera tienen un contacto regular.
“Y busque a un alumno en el campo, acá es difícil por la distancia, hay que ir por el río en canoa, buscando uno o uno, ahí se me va todo el día, o por tierra, por caminos que ni siquiera están arreglados, menos asfaltados, ahí es otro día entero… y así, dependiendo de los alumnos que tenga. Y no todos están en sus casas, algunos se van a trabajar (como jornaleros) con sus padres… Acá un mismo profesor da desde segundo hasta séptimo”, cuenta un profesor rural que trabaja en la zona de la represa Daule-Peripa, en el límite entre Guayas y Manabí.
Por estas situaciones, muchos dejaron de estudiar el año pasado y ahora el escenario se repite.
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en Ecuador, alrededor de 90.000 estudiantes estaban ya fuera del sistema educativo. Así arrojó la encuesta que hicieron en noviembre del 2020, donde también un 15% de los alumnos aseguró que no había tenido un contacto habitual con sus docentes en las últimas dos semanas, en ese entonces.
En Manabí, usan parte del bono estatal o trabajan más en el campo para que sus hijos tengan internet y puedan estudiar
Unicef sostiene que cuando se pierde el contacto hay más posibilidades de que los niños abandonen el sistema educativo. Y esta situación exacerba o aumenta la preexistente desde los datos oficiales del Ministerio de Educación (AMIE, 2019-2020) y del INEC (Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo, 2019), donde se indicaba, en ese orden, que aproximadamente 268.000 niños ya estaban fuera del sistema educativo y 187.277 tenían rezago escolar.
La ministra de Educación, Monserrat Creamer, dice que todavía no se puede hablar de un abandono escolar definitivo porque falta actualizar cifras del periodo del 2020, ya que aún no está la evaluación total de quienes el año anterior no presentaron los portafolios educativos. Sostiene que solo hay un 2% de la población estudiantil en riesgo de abandono escolar, a nivel nacional. Aquello con base en la entrega del portafolio académico que se exigió para pasar de año por la pandemia. Así lo expuso, la semana anterior, en una entrevista televisiva.