Restan menos de 24 horas para que se realice el cambio de mando presidencial en el cual Lenín Moreno culminará su cargo como mandatario para que Guillermo Lasso tome la posta. Y con este evento también finaliza la labor de Fredy Miño, quien durante doce años se desempeñó como gestor de Gobierno en apoyo logístico, administrativo y movilidad de Moreno. Lo acompañó empujando su silla de ruedas en diversos actos públicos.
Su trabajo se inició en 2009 en el Grupo de Protección Presidencial y fue asignado en ese entonces a la Vicepresidencia.
“Fue en ese momento que me asignaron una responsabilidad cercana al entonces vicepresidente (Lenín Moreno), lo acompañé hasta que terminó (su periodo) en el 2013, después fui designado a acompañarlo en misión mientras cumplía la función de enviado especial del secretario general de las Naciones Unidas para la Discapacidad y Accesibilidad y fue desde ahí que comencé a apoyarlo en su movilidad a más de otras responsabilidades”, cuenta.
Señala que al retornar de la misión, a finales del 2016, se retiró de las Fuerzas Armadas y pasó a ser servidor público de la Presidencia y con esto continuó con su labor de empujar la silla de ruedas de Moreno, actividad que finaliza mañana.
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“(Estaré) junto a él hasta el último minuto que constitucionalmente tenga su cargo”, apunta Miño, quien es padre de dos hijos.
Fredy siente nostalgia por culminar su labor mañana, pero también se muestra agradecido por la oportunidad.
“Sí tengo tristeza y algo de nostalgia, pero agradecido siempre por la oportunidad. Primero estoy agradecido con Dios por permitirme cumplir con bendición este propósito y después con el señor presidente, que me ha dado la oportunidad de estar junto a él y brindarme sus enseñanzas de ser un buen servidor público, de una forma justa, legal, honesta, entregando todo lo que se puede hacer para el servicio de los demás y las enseñanzas de democracia y lealtad”, expresa.
Fredy no tenía horario definido, a veces diez horas o más cuando viajaba, pero siempre buscó el espacio para pasar con su familia.
“Siempre que tenga el mínimo tiempo disponible regreso a casa para pasar con mi familia. Sí he tenido viajes nacionales, internacionales, jornadas algo extensas, pero siempre pensando que es producto de ese esfuerzo y propósito que te da Dios para apoyar a tu familia… pero sí ha sido una parte dura de este trabajo el sacrificio y la distancia con la familia”, menciona.
El exmilitar retirado de 46 años está ansioso por compartir más tiempo con su familia: “(Las) expectativas de estar más tiempo con mi familia, de seguir mejorando mis conocimientos administrativos, logísticos, de democracia, de relaciones internacionales. Y a la vez estar presto a laborar en lo que se venga, creo haber adquirido muchas habilidades”.
Fredy, al ser servidor público, luego de la transición espera ser requerido para un puesto. “Después de la transición todo dependerá de donde pueda ser requerido si fuera el caso y estaré presto, si no, de lo contrario siempre en el camino hay oportunidades”, apunta.