Mientras en otros países hay fechas para una tercera dosis contra el COVID-19, en Ecuador el Gobierno garantiza un refuerzo de la vacuna de ser necesario. Hay opiniones que respaldan otra dosis, pero solo en ciertos casos.
En Francia, por ejemplo, se administrará una tercera dosis de vacuna anticovid para las “personas mayores y más vulnerables”. Esto se lo haría desde septiembre.
En esa línea estarían otros países con vacunación avanzada, como Alemania, Rusia, República Dominicana, Uruguay, Emiratos, Israel y Baréin.
El presidente Guillermo Lasso, en la presentación del Plan Fénix —que plantea, entre otras estrategias, llegar a zonas alejadas— sostuvo que, en el mundo actual, hay voces y opiniones científicas que ya hablan de la vacunación inclusive a niños menores de un año y de un refuerzo con una tercera dosis de vacuna.
“Estaremos preparados para enfrentar estos nuevos desafíos, que tenemos suficientes dosis de vacunas para atender los requerimientos de los ecuatorianos y que no tengo hoy la menor duda, después de la experiencia que hemos ganado, de que vamos a lograr las dosis necesarias para poder atender a los ecuatorianos acorde con esas nuevas opiniones y propuestas de carácter científico”, dijo el mandatario.
Horas antes, en un evento sobre emprendimiento, el mandatario había manifestado que Ecuador estará listo para una tercera dosis.
Fernando Sacoto, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Salud Pública, sostuvo que no hay consenso absoluto sobre una tercera dosis.
De hecho, acotó, la misma Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó no colocarla hasta septiembre, esperando a que se logre una mayor cobertura mundial de vacunación, aunque algunos países ya han decidido hacerlo.
Para Sacoto, ello ahondará las brechas de desigualdad entre países ricos y pobres, con el riesgo de que en países con bajos niveles de vacunación se puedan desarrollar nuevas variantes contra las que no se sabe si las vacunas serán igual de efectivas.
“La lucha contra la pandemia, entre otras estrategias, con la vacunación, debe ser vista con una perspectiva global en la que nadie está protegido hasta que todos estén protegidos”, indicó Sacoto.
En tanto, Byron Núñez, médico infectólogo y catedrático de la Universidad Central, aseguró que estudios demuestran que con dos dosis o con una monodosis —como la de CanSino, que llegó a Ecuador en las últimas horas— es suficiente para desarrollar inmunidad de anticuerpos.
Para Núñez, solamente las personas con déficit inmunitario, con defensas bajas, deberían ser los candidatos ideales bajo prescripción médica de especialistas a una tercera dosis.
Se refiere a personas con VIH, oncológicos, reumatológicos, personas que toman medicación inmunosupresora.
Estas personas, explicó, no desarrollan una respuesta protectora y necesitan refuerzos.
“No demostremos que nos sobra el dinero, como Israel o Alemania, para decir ‘voy a vacunar con otra dosis más’. No se justifica todavía. No hay estudios que lo demuestren científicamente”, agregó.
Núñez añadió que la logística de poner otra dosis implica muchos gastos y no se recomienda aún.
Mientras, la jornada de vacunación avanza en el país. Pablo López, de 49 años, fue al colegio Quito, en el sur de la capital de la República, para recibir su segunda dosis de AstraZeneca contra el COVID-19.
Contó que es docente y que antes de iniciar sus tareas aprovechó el tiempo para asistir. Mencionó que en los exteriores esperó alrededor de diez minutos, pero le hicieron pasar al saber la marca de medicamento que le debían inyectar.
López comentó que en su primera dosis no tuvo reacciones, a diferencia de Rocío Carabí, de 38 años, a quien provocó malestar estomacal, decaimiento, dolor de cabeza, vómito, dolor del brazo. Padeció esos efectos durante dos días; tomó paracetamol.
A pesar de las reacciones, ella recomendó que la gente vaya a vacunarse. Adujo que es para evitar que haya complicaciones.
Leonardo Granja, de 27 años, también padeció molestias, como malestar general, que le duraron 24 horas. Sugirió a la ciudadanía ir a la inoculación. A su criterio, con ello se evita colapsar las unidades de cuidados intensivos de los hospitales.
Fuente: El Universo