No es un secreto para nadie que en el Ecuador se viven tiempos en donde la corrupción es el pan de cada día de todos los ciudadanos, estos van desde las mas altas esferas del gobierno hasta aquellos peones que protagonizan un juego de ajedrez que parece no tener fin.
El periodismo se ha convertido para muchas personas en un trabajo apasionante, tanto así que una de las carreras de tercer nivel mas ofertadas del Ecuador es la de comunicación social. Los jóvenes ecuatorianos se deben encontrar hambrientos de información, y mas ahora que el mundo gira en la interconectividad de los dispositivos celulares a través del internet.
En el país todo parece estar de cabeza, el malo es bueno y los buenos son malos, es que a veces saber demasiado puede terminar en una tragedia mortal. Todo apunta que en la mayoría de provincias del país existe alguna entidad publica que esta manchada de corrupción.
Las rendición de cuentas de los alcaldes, presidentes, ex presidentes, ministros, viceministros, asambleístas, jueces, contralores y hasta el defensor del pueblo todos ellos han sido culpables de crímenes nefastos, que hasta la fecha se siguen «luchando» en los famosos juicios sin final. He aquí la verdadera labor de un periodista, poner al descubierto toda traición al pueblo soberano.
Lamentablemente los pocos periodistas que aun quedan en el país, los verdaderos periodistas, aquellos que salieron a paliar la batalla, ellos quienes incluso perdieron la vida por no dejarse intimidar, todos los que revelaron la verdad y están callados fingiendo que nada paso.
Se convirtieron en motivación para todo joven que sigue sus pasos, por favor no se dejen amordazar, publiquen la verdad, altivos en moral, que llegue lo mas alto posible y que jamás se deje caer. Ese es el deber de todo periodista, nunca dejar caer la morar, la misma que en este momento ya ha sembrando la semilla que algún día borrara la corrupción de todo el mundo.