Por: Emilio Ruiz Ortiz
Buenos días país
Hoy que el país se desenvuelve dentro de un panorama desolador, por una serie de conflictos que van desde la captación del poder, covid-19, escasez de medicinas, y con el hambre y el desempleo empujando al pueblo a cometer mil fechorías, al parecer se está haciendo cada vez más difícil que el nuevo gobierno haga cambios urgentes en la NUEVA LEY DEL DEPORTE.
Todos queremos que queden atrás los amarres y trincas dirigenciales, falta de transparencia, malos resultados, coyoterismo en el fútbol, robos y despilfarros en la infraestructura deportiva y fundamentalmente, que nuestros jóvenes no renieguen jamás de su nacionalidad.
Para este cambio que debió haberse hecho hace mucho tiempo, algunos dirigentes de la vieja guardia han puesto sobre el tapete de la discusión tres cosas importantes: 1.- Que las Federaciones Provinciales se hagan cargo del deporte formativo; 2.- Que las Federaciones Nacionales manejen el alto rendimiento y; 3.- Que la actividad deportiva se ponga al servicio de los atletas, sin intereses personales, atropellos, ni atentados contra la autonomía de los organismos deportivos.
Lamentablemente, durante los gobiernos nefastos y corruptos de Correa y Lenin, el Ministerio del Deporte interpretó la urgencia del cambio por un cambio a la fuerza. Y es por eso que ahora pedimos hacer una reflexión, sin sentirse dueños de la verdad ni de los cargos públicos.
El deporte es una actividad que siempre demandará de grandes sacrificios y renunciamientos. Ser Ministro es una responsabilidad muy grande y ser dirigente lo es también, porque ambos tienen la misma recompensa: el progreso de nuestros jóvenes deportistas.
El país ya no quiere más confrontaciones, y menos buscar satisfacer apetencias o revanchas personales. Lo que se quiere es que, el dinero que sale del bolsillo del pueblo para el deporte, que no llegue nunca más a las faltriqueras de cuellos almidonados que se enriquecieron de la noche a la mañana a costilla del pobre deporte ecuatoriano.
El Presidente constitucional Guillermo Lasso Mendoza tiene empeñada su palabra desde el mismo día que entró en funciones. Y, ¡por favor! que su Ministro de deporte no trabaje sólo en las alturas. Que haga visitas periódicas en todas las provincias, para que compruebe “in situ” los robos, deterioro y el estado de abandono en que se encuentran varios centros de alto rendimiento. Que haga cumplir la Ley, para que los jóvenes deportistas se preparen cómodamente con técnicos y entrenadores que salgan graduados de las diferentes universidades del país.
Opinión