Persisten serias diferencias en las negociaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea sobre cambios en las disposiciones del Protocolo de Irlanda del Norte, que se firmó como parte de la secesión del país de la UE. Así lo anunció este sábado el representante del primer ministro británico, Boris Johnson, tras sus conversaciones con la jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Tuvieron lugar al margen de la cumbre del G20 en Roma.
«El Primer Ministro acogió con satisfacción las negociaciones constructivas que ya han tenido lugar y están en curso entre el Reino Unido y la UE sobre el Protocolo de Irlanda del Norte. El Primer Ministro enfatizó la necesidad de negociar rápidamente soluciones que permitan el cumplimiento continuo del Acuerdo de Belfast y reduzcan los obstáculos a las familias y negocios en Irlanda del Norte”, agregó la vocería del primer ministro británico.
Según un acuerdo comercial celebrado en diciembre pasado entre la UE y el Reino Unido, Irlanda del Norte, siguió siendo miembro de la unión aduanera de la comunidad. Esta nación británica evitó la aparición de una frontera entre Ulster e Irlanda, pero requirió la introducción de procedimientos de control en los puertos de Irlanda del Norte para el transporte de una serie de mercancías desde otras partes del Reino Unido. Debido a las numerosas dificultades burocráticas, el suministro de productos británicos a Irlanda del Norte se vio obstaculizado significativamente, lo que provocó descontento entre la población local.
La UE insiste en mantener la frontera aduanera de facto entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña en el Mar de Irlanda, para evitar la importación incontrolada de productos británicos desde Ulster a Irlanda, que es un país de la UE. El protocolo garantiza que la frontera de la propia isla de Irlanda, debe permanecer transparente y libre de escrutinio, para preservar el Acuerdo de Belfast de 1998, que puso fin al enfrentamiento armado entre protestantes leales y nacionalistas católicos en Ulster.
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