Antonio Vargas fue condenado a tres años y cuatro meses de prisión, procesado por el delito de ocupación, uso ilegal de suelo o tráfico de tierras, por una denuncia que impulsó la empresa Dierkon, propietaria de la antigua hacienda Té Zulay, ubicada en Pastaza, y que reclamaba que se había incumplido el acuerdo de venta.
Llevaba preso desde el 20 de junio pasado, y este 8 de noviembre el jefe de Estado firmó el decreto ejecutivo 246, que lo favoreció con el indulto presidencial, que comprende el perdón de la pena y de la multa de doce salarios básicos con que lo sancionó la justicia.
“Se me salen las lágrimas y no por cobarde. He aprendido que hay un Dios verdadero, y por eso les digo: Dios bendiga a la gente que me enjuició diciendo que era traficante, que Dios les perdone o me perdone. Yo no voy a insultar, para mí los insultos y gritos quedaron en el pasado”, dijo en una declaración pública que hizo este 9 de noviembre en Pastaza.
El indulto se firmó dos días antes de que se produjera el segundo diálogo entre la dirigencia de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), encabezada por Leonidas Iza y el presidente Lasso en el Palacio de Carondelet.
A este encuentro, que se realizó ayer pasado el mediodía en el Palacio de Gobierno, se unió Vargas Guatatuca, quien saludó afectuosamente a la ministra de Gobierno, Alexandra Vela, y al primer mandatario.
Él fue presidente de la Conaie y lideró, según sus palabras, ocho levantamientos indígenas en el país, de los cuales los “mejores” fueron cuando produjeron la caída de los expresidentes de la República Abdalá Bucaram y Jamil Mahuad. “Que era lo más duro y feo y luego tenías que ir a dialogar. Ese es el camino, el diálogo”, aseguró.