Solo tres días después del peor tiroteo en una escuela en casi una década, EE.UU. celebra el mayor evento de armas del país: la convención anual de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés).
Es la pascua de las balas y los pistolas, el gran congreso de las municiones y los fusiles, la principal asamblea de la que se hace llamar “la organización más antigua de derechos civiles del país” que por más de 150 años ha defendido uno solo: la posesión y el porte de las armas.
La NRA ha convocado a sus miembros para celebrar la puntería y los calibres, para mostrar los últimos avances en tiro y armamento, un numeroso grupo de familias todavía vela y se despide de 19 niños y dos maestras muertos en un tiroteo.
“Texas entera debería estar de luto por esta tragedia y, en cambio, viene gente de todo Estados Unidos aquí a rendirle culto a las armas”, le dice a BBC Mundo Lauren Jackson, una mujer que ha llegado a protestar contra el evento con una pancarta con una foto de sus hijos en la que dice que quiere verlos crecer.
Y es que el pasado martes, a poco más de 400 kilómetros de Houston, en Uvalde, un pueblo perdido en la frontera de Texas con México, un joven de 18 años se coló en una escuela primaria y mató a 21 personas.
Tras el tiroteo, la NRA lamentó el suceso y expresó sus simpatías con las víctimas, aunque indicó que mantendría su convención programada para tres días más tarde, pese a los múltiples llamados a que cancelara el evento en respeto a las víctimas y sus familias.