Este 27 de mayo hubiese cumplido 115 años; solo un fragmento de la edad que tiene el planeta en el que vivimos, y que ella amaba. Las inquietudes de esta bióloga marina estadounidense marcaron el camino que seguiría el movimiento ecologista las décadas que siguieron a su muerte.
Durante su vida Carson dejó diferentes enseñanzas, que también podrían entenderse como advertencias o lecciones. Estas son algunas de ellas:
Stop pesticidas: Con su Primavera silenciosa, Carson documentó con todo lujo de detalles el empobrecimiento de los suelos en aquellos lugares de Estados Unidos donde se utilizaban pesticidas de manera masiva.
Al servicio de la naturaleza: Uno de los biógrafos de Carson, Mark Hamilton Lytle, dijo en 2012 al diario británico The Guardian que, con Primavera silenciosa, la bióloga se propuso cuestionar abiertamente el paradigma de “progreso científico” que se impuso tras la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos. Y ello, en un momento en que cualquier crítica a las políticas estadounidenses eran impensables.
La huella humana: Porque si algo recoge toda la obra de Carson es el impacto del ser humano en el planeta y sus ecosistemas como el colapso de los océanos o incluso el cambio climático.
¿Superioridad humana? Así cuestionó públicamente la idea que las empresas relacionadas con la ciencia y el Gobierno estadounidense –y de cualquier país, en realidad– de la época asumían como cierta: que el ser humano tenía derecho a controlar la naturaleza.
Somos uno: De esta manera, Primavera silenciosa acabó convirtiéndose en un referente para lograr mejores días. Y es que con esa obra culminó algo que llevaba años haciendo: demostró que todo en la naturaleza está conectado, y que los humanos no estamos fuera de ecuación.