El presidente estadounidense, Joe Biden, en su anunciada visita a Uvalde, Texas, visitó a las familias de las víctimas del tiroteo del martes en una escuela primaria donde murieron 19 niños y dos profesores.
Biden, junto a la primera dama, Jill Biden, visitaron la escuela Robb, donde se han llevado a cabo las conmemoraciones. Hasta allá llevaron rosas blancas y presentaron sus respetos ante los santuarios improvisados de las 21 personas que perdieron la vida durante el tiroteo masivo llevado a cabo por un joven de 18 años, el cual había anunciado sus planes previamente en redes sociales.
Desde el exterior de la iglesia católica donde se celebraba la misa por los fallecidos, la gente coreaba: «hagan algo». Al salir de la ceremonia, el presidente le respondió a la multitud y les dijo: «lo haremos».
Tras este primer acto, la pareja presidencial se reunió con sobrevivientes y familiares durante varias horas.
Desde su cuenta de Twitter, el presidente dijo: «lloramos con vosotros. Rezamos con vosotros. Nos solidarizamos con vosotros. Y estamos comprometidos a convertir este dolor en acción».
El gobernador de Texas también estuvo presente
El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, acompañó al presidente en su visita y recibió gritos por parte de los asistentes que le dijeron que “necesitamos ayuda, gobernador Abbott» y «¡qué vergüenza, Abbott!».
Una niña de 11 años, amiga de las víctimas, Bella Barboza, le envió un mensaje al presidente: «este mundo no es un buen lugar para que los niños crezcan».
Uno de los asistentes, Ben González, residente de Uvalde, dijo que necesitan “nuevas leyes de armas. Pero también necesitamos centrarnos en la salud mental. No hay una sola respuesta a este problema».
Esta es la tercera visita presidencial de Biden a un lugar de un tiroteo masivo. Hace un mes el presidente estuvo en Buffalo, Nueva York, tras el ataque de un hombre que mató a 10 personas en un supermercado, en lo que se consideró una masacre de corte racista.
Los recientes tiroteos masivos en EE. UU. abrieron otra brecha en el país
Ambos tiroteos pusieron de nuevo sobre la mesa las profundas divisiones del país y su incapacidad para llegar a un consenso sobre las medidas para reducir la violencia con armas de fuego.
Según fuentes de la Casa Blanca, es muy poco probable que Biden tome medidas como órdenes ejecutivas sobre las armas, que serían su única salida, aunque quiere evitar confrontaciones con el ya dividido Senado, sobre todo de cara a las elecciones de mitad de mandato, que se celebrarán el 8 de noviembre, donde los demócratas deben pugnar por conservar sus mayorías.
De todas formas, en el Congreso, un grupo bipartidista de senadores habló durante el fin de semana para ver si podían alcanzar un compromiso sobre la legislación en materia de seguridad de las armas, después de una década de esfuerzos mayoritariamente fallidos.
El presidente Biden ha abanderado en otras ocasiones políticas que han logrado la prohibición de las armas de asalto en 1994, que expiró en 2004, y ha perdido otras batallas, como cuando fue incapaz de aprobar una nueva legislación tras la masacre de 2012 en la escuela primaria Sandy Hook de Newtown, Connecticut.
La oposición republicana, encabezada por el senador Ted Cruz, el expresidente Donald Trump y el mismo gobernador de Texas, rechazan el llamado para tomar nuevas medidas de control de armas y apuntan a tratar las enfermedades mentales o a incrementar la seguridad de las escuelas.
Fuente: FRANCE 24