Este martes 31 se cumple un año de esta tragedia natural que dejó 28 personas fallecidas y 160 familias afectadas, según el Municipio.Los parientes de las víctimas padecen un ‘aluvión’ de secuelas que les dejó el peor deslizamiento que ha soportado la capital en su historia. Además, aquella cancha y sus alrededores, que antes se llenaban de color por las decenas de familias y comerciantes que iban a compartir tardes deportivas, ahora luce como un desierto en el que se respira nostalgia por la desgracia.
Según el Cabildo, hasta diciembre pasado se ha invertido aproximadamente 9 millones de dólares para el plan de rehabilitación, reactivación y recuperación de los sectores afectados. De los 29 fallecidos, al menos 23 estaban en este lugar disfrutando de un encuentro deportivo entre vecinos y amigos. El lodo se llevó todo lo que encontró a su paso, incluida la infraestructura de este centro deportivo que había sido construido con mingas y con autogestión de los mismos vecinos. Tan fuerte fue la embestida que arrancó la cubierta, la tribuna, los juegos infantiles , los servicios higiénicos y las mallas.
Gritos de personas custodiando los cadáveres de sus parientes. Luego recorrieron los hospitales adonde eran derivados los afectados, pero no lo hallaron. A la madrugada del siguiente día llegaron a la morgue y Conza estaba en la lista de los fallecidos. “Desde ese día mi vida cambió. Se acabó todo para mí”. Conza, un ingeniero geólogo, fue una de las primeras víctimas que arrastró la avalancha de escombros y lodazal durante el aluvión que sucedió pasadas las 17:30.
En ese mismo lugar, a las 11:00 de este domingo 29 de enero del 2023 se colocaron sillas y se levantó un pequeño altar en honor a los vecinos que perdieron la vida un año atrás. Sobre una mesa se ubicaron las fotografías de Pedro, Margarita, Luis, José, Raúl. Asistieron más de 200 personas, y bajo un sol inclemente, se llevó a cabo la ceremonia religiosa en honor a las víctimas.
Fuente: El Comercio