Ante un persistente estancamiento político en Washington, un cierre de gobierno luce cada vez más probable de cara a la fecha límite del sábado en la noche. Mientras el Senado avanza con un enfoque bipartidista con el objetivo de mantener al gobierno en operaciones, las medidas de gastos siguen enfrentando dificultades para su aprobación en la Cámara de Representantes, de mayoría republicana. Si hay un cierre del gobierno, millones de empleados federales quedarán en licencia y muchos más, incluidos aquellos que trabajan para las fuerzas armadas y la Administración de Seguridad en el Transporte, se verán obligados a laborar sin goce de sueldo hasta que se reabra el gobierno.
También podrían resultar afectados un puñado de programas federales de los que a diario dependen personas en todo el país, desde una disminución de fondos para la asistencia alimenticia hasta posibles retrasos en el servicio a clientes para beneficiarios del programa Medicare y Seguro Social. Las repercusiones se reducirán al tiempo que dure el cierre de gobierno y a los diversos planes de contingencia en las agencias afectadas.
“A nivel colectivo, cientos de millones de estadounidenses, una mayoría de la población, reciben algún tipo de prestación del gobierno”, dijo Forrest V. Morgeson III, profesor asociado en la Escuela de Negocios Broad de la Universidad Estatal de Michigan. Subrayó que un posible cierre del gobierno podría acarrear incertidumbre financiera e implicaciones económicas importantes.
Un cierre del gobierno podría poner en peligro el acceso de millones de estadounidenses de bajos ingresos a los programas de asistencia alimentaria y nutricional, y sus repercusiones dependerán de la duración del cierre y de los fondos de contingencia de cada programa.
Casi siete millones de mujeres y niños que dependen del Programa de Asistencia Nutricional Especial para Mujeres, Bebés y Niños (WIC por sus iniciales en inglés), estarían en riesgo de perder la asistencia casi inmediatamente después del cierre, según el gobierno del presidente Joe Biden. Esto se debe a que el fondo de contingencia federal que apoya el funcionamiento normal del WIC posiblemente se agote en cuestión de días, por lo que los estados se verán obligados a depender de sus propios recursos o de los fondos sobrantes.
Las familias afectadas “tendrán que ir a los bancos de alimentos”, dijo la doctora Nancy Nielsen, decana adjunta principal para políticas de salud en la Escuela de Medicina y Ciencias Biomédicas Jacobs de la Universidad de Buffalo. “Estas son personas que necesitan ayuda. Son madres. Son infantes. Se trata de un problema real”.
Las familias beneficiadas por el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP por sus iniciales en inglés) también podrían perder la asistencia en caso de que el cierre se prolongue. Según el Departamento de Agricultura, sin importar lo que suceda esta semana en Washington, las familias recibirán la asistencia de SNAP tal como de costumbre hasta octubre.
Negativa a ayuda a Ucrania
La Casa Blanca lanzó otro dardo el lunes al acusar a los “radicales republicanos de la Cámara” de Representantes de tomar el riesgo de “comprometer la asistencia alimentaria vital para casi siete millones de mujeres y niños vulnerables” y de “jugar con la vida de las personas”. Es que una parálisis de servicios públicos cortaría estos gastos federales.
Las tensiones entre los demócratas y parte los republicanos se centran en un paquete de ayuda adicional a Ucrania, tras la visita del jueves pasado a Washington del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
Los dos partidos en el Senado son favorables a esta asistencia. Pero en la Cámara Baja, controlada por la oposición, un grupo de legisladores partidarios de Donald Trump rechazan dar sus votos.
Estados Unidos tuvo cuatro importantes “shutdown” desde 1976. El último, y más largo, duró más de un mes, desde fines de 2018 hasta inicios de 2019, y recortó el PIB estadounidense en 3.000 millones de dólares, según la Oficina de Presupuesto del Congreso.
Foto cortesía: Primicias