Desde 2015 hasta 2022 se subsidiaron $76.227 millones. De este total, el 45,59% es diésel, seguido de la gasolina con un 27,30% y el GLP con un 12%. Según un estudio titulado «Una mirada más profunda a los subsidios a los combustibles y la gobernanza de Petroecuador» de los economistas Pablo Albán y Leonardo Sánchez, el costo de mantener precios artificialmente bajos de los combustibles le está costando a la sociedad ecuatoriana mucho más de lo que comúnmente se cree.
Por un lado, existen costos explícitos, también conocidos como subsidios antes de impuestos. Estos costos se incurren cuando el precio pagado por los consumidores es menor que el costo de suministro, que incluye, entre otros, el precio internacional, el transporte y la distribución. Por otro lado, los costos implícitos, también llamados subsidios después de impuestos, toman en cuenta las pérdidas por impuestos no recaudados, las externalidades negativas del subsidio, así como otros problemas que afectan las finanzas gubernamentales y, en última instancia, los bolsillos de los ciudadanos.
Si se suman todos los subsidios, el costo real por galón de gasolina extra y más limpia es de $4,99 para la gasolina y $5,76 para el diésel. Sin embargo, la gasolina se vende a $2,40 y el diésel a $1,75 el galón. “De 2015 a 2022, el costo promedio anual de los subsidios a los combustibles (implícitos y explícitos) fue de 9.528 millones de dólares, lo que representa el 8,44% del producto interno bruto”, dicen los economistas Albán y Sánchez. Los subsidios a los combustibles fósiles entre 2015 y 2022 representaron el 28,27% del gasto total acumulado en el presupuesto general del gobierno (GGE).
El viceministro de finanzas, Daniel Falconí, dijó que la situación actual es propicia para que la sociedad en su conjunto analice qué quiere hacer con los recursos petroleros del país y quiénes deben recibir los subsidios a los combustibles. “Los combustibles más subsidiados son el gas licuado de petróleo, el diésel, la gasolina para vehículos y la gasolina para generación de energía”, señaló Falconí.