La autoridad del fútbol de Beijing anunció este sábado que canceló un segundo partido amistoso que Argentina jugaría en China contra Costa de Marfil, en el Complejo Deportivo de los Trabajadores de esa ciudad.
«Recientemente, muchos fanáticos y amigos internautas han preguntado sobre el juego de Messi en Beijing», dijo la autoridad del fútbol en una publicación en las redes sociales, y agregó: «Beijing actualmente no tiene planes de albergar competiciones relevantes en las que participe Messi».
Esto sigue al anuncio del viernes de la Oficina de Deportes de Hangzhou de que ya no albergaría un partido amistoso entre Argentina y Nigeria que estaba programado para celebrarse en el Centro Deportivo Olímpico de Hangzhou.
Sin referirse a la saga de hace casi una semana, la Oficina de Deportes de Hangzhou dijo en un post en WeChat que el partido había sido cancelado «en vista de la razón que todo el mundo conoce».
«Las condiciones para la celebración del evento no han madurado y se ha decidido cancelarlo», añadió.
El partido de Hangzhou era uno de los dos que la selección argentina tenía previsto jugar en China en marzo.
Las cancelaciones se producen en medio de una creciente reacción en el país contra el jugador estrella Lionel Messi, quien ha enfrentado una avalancha de críticas luego de permanecer en el banquillo durante un partido de exhibición con su equipo de la Major League Soccer, el Inter Miami, en Hong Kong.
Un público de 40.000 personas había agotado las entradas para asistir al partido en Hong Kong, muchos de ellos con la esperanza de ver al hombre considerado como el mejor futbolista del mundo, pero el evento terminó mal cuando los aficionados lo abuchearon y exigieron reembolsos debido a que Messi no salió al campo.
Desde entonces, Messi ha declarado que quería jugar, pero que no pudo hacerlo debido a una lesión. Pero eso no ha impedido que en la Internet china se desatara un torrente de críticas contra él.
Messi se quedó en el banquillo de suplentes cuando el Inter Miami jugó contra el equipo de Hong Kong el 4 de febrero, a pesar de las reiteradas peticiones del gobierno de Hong Kong y del organizador, Tatler Asia, para que jugara.
Su entrenador declaró posteriormente que Messi estaba lesionado y que el equipo médico le había aconsejado en el último momento que no jugara. Messi dijo más tarde que había sido una «vergüenza» y que había querido participar.
Su posterior aparición de 30 minutos en un partido amistoso días después contra el Vissel Kobe en Japón no hizo sino enfadar aún más a los aficionados chinos, y muchos —incluidos políticos pro-Beijing de Hong Kong— lo compararon con un insulto a China.
Messi se enfrenta a una pesadilla de relaciones públicas en uno de los mercados deportivos más lucrativos del mundo, donde hasta ahora gozaba de una gran popularidad.
El viernes, el organizador del partido en Hong Kong, Tatler XFEST, anunció que reembolsaría el 50% del precio de las entradas a los aficionados, una medida que, según dijo, costaría a la empresa US$ 7,1 millones y la dejaría con unas pérdidas de casi 5,5 millones.
«Nuestra aspiración era crear un momento icónico en apoyo de los esfuerzos del gobierno por recordar al mundo lo relevante y emocionante que es Hong Kong. Ese sueño se ha roto para nosotros y para todos los que compraron entradas para ver a Messi en el campo», declaró la empresa, que publica revistas de la marca Tatler en toda Asia.