Roberto Santamaría, jefe policial de Nueva Prosperina, uno de los distritos más violentos de Guayaquil, asegura que, en un solo conjunto de 2.000 viviendas en este sector, los extorsionadores cobran hasta USD 2 diarios a cada inmueble; lo que representa unos USD 120.000 al mes en ganancias para estas bandas criminales.
Estas bandas primero imponen terror a cada hogar ecuatoriano, mediante amenazas de muerte, causando miedo a las familias y obligadamente estas se sienten comprometidas a pagar el dinero que se les pide para no ser lastimados. Las bandas por lo general se aseguran de que la recaudación sea empleada muchas veces por menores de edad que son inimputables bajo la ley ecuatoriana. Otra facción se encarga de atacar a quienes resisten o incumplen con el dinero que se les exige pagar.
Por ello, es que el coronel Santamaría se refiere a las bandas de extorsionadores como un músculo financiero y bien armado, ya que mensualmente llegan a recaudar hasta USD 200.000 por el cobro de las viviendas y transportistas de buses urbanos quienes se niegan a entrar a barrios peligrosos de la urbe porteña, que es la ciudad donde más existen extorsiones.
En Ecuador, que enfrenta una inédita arremetida de bandas narcodelictivas, las denuncias por extorsión se incrementaron en 482%, pasando de 2.801 casos en 2021 a 13.500 hasta septiembre de 2023. Y hasta la actualidad se sabe que aun se siguen extorsionando a gente inocente que lo único que hace es trabajar para llevar un pan a la mesa de sus hogares.