Este jueves 28 de marzo del 2024, en Estados Unidos, el empresario de las criptomonedas, fue sentenciado a 25 años de prisión por fraude, conspiración y blanqueo de dinero, entre otros cargos. En el tribunal sur de Nueva York, el juez Lewis Kaplan destacó que el jovén «nunca había tenido una palabra de remordimiento por haber cometido un delito terrible». El magistrado respaldó su afirmación con ejemplos específicos, señalando que «SBF», el acrónimo utilizado para referirse a Sam Bankman-Fried, había cometido al menos tres actos de perjurio durante su juicio, además de manipular testigos.
A pesar de ello, el emprendedor de 32 años se disculpó durante la audiencia, admitiendo haber tomado una serie de malas decisiones. En noviembre, un jurado lo declaró culpable de siete cargos más, a parte de los ya mencionados.
Ante de su condena, también fue multado con USD 11.000 millones, los cuales podrían destinarse a compensar cualquier pérdida sufrida por los clientes. El Ministerio de Justicia anunció que estará en libertad vigilada durante tres años.
Es importante destacar que la pena impuesta a Sam Bankman-Fried es significativamente menor a la solicitada por el fiscal de Nueva York, Damian Williams, quien había pedido entre 40 y 50 años de prisión para el fundador y presidente de la plataforma de intercambio de criptomonedas FTX.
Conocido por el apodo «SBF», usó sin consentimiento los fondos depositados por los clientes de la plataforma sin su consentimiento. Tales fondos fueron empleados para llevar a cabo transacciones de alto riesgo en su fondo de cobertura, Alameda Research, así como para la adquisición de propiedades ostentosas y para realizar donaciones políticas. Merrick Garland, secretario de Justicia, enfatizó las graves repercusiones de cometer fraude contra los clientes e inversores en un comunicado de prensa emitido el jueves.
Bankman-Fried se convirtió en multimillonario antes de cumplir los 30 años, al acelerar su ascenso en el mundo de las criptomonedas. Transformó FTX, una modesta empresa que cofundó en 2019, en la segunda plataforma de intercambio más grande del mundo. Sin embargo, en noviembre de 2022, el imperio FTX sufrió un colapso catastrófico debido a su incapacidad para hacer frente a las enormes solicitudes de retiro de fondos por parte de clientes alarmados al descubrir que una parte significativa de sus depósitos se habían comprometido en operaciones de alto riesgo.
En el momento de su declaración de quiebra, se estimaba que faltaban alrededor de USD 9.000 millones. Los liquidadores del grupo han logrado recuperar aproximadamente USD 6.400 millones en efectivo y tienen previsto realizar un reembolso completo a los clientes afectados. Esta recuperación se ha visto favorecida por la notable apreciación de las criptomonedas, las cuales se han recuperado tras un turbulento año 2022 caracterizado por diversas quiebras y el escándalo asociado a FTX.
Impulsado por un flujo de capitales creciente y el lanzamiento de nuevos productos de inversión, el bitcóin, líder indiscutible en el mundo de las criptomonedas, ha establecido nuevos récords desde marzo. Frente a la perspectiva de enfrentar una larga condena, los abogados de Sam Bankman-Fried han tratado de presentar una imagen más humana de «SBF», en contraposición a la percepción de manipulador que ha predominado durante el juicio. En un documento presentado al juez federal Lewis Kaplan antes de la audiencia, acompañado de numerosas cartas de apoyo de personas cercanas, sus defensores intentaron destacar el carácter altruista y desinteresado de Sam, describiendo su comportamiento anterior.
Los abogados de Sam Bankman-Fried subrayaron, al citar testimonios en su apoyo, que quienes le conocen «entienden que su comportamiento nunca ha sido impulsado por la codicia o la búsqueda de reconocimiento». A pesar de ello, este exalumno del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) nunca ha enfrentado cargos por enriquecimiento personal y mantuvo la mayor parte de su fortuna en acciones de FTX, cuyo valor se desvaneció.
Durante el prolongado juicio de cinco semanas, sus defensores retrataron a Bankman-Fried como un joven empresario abrumado por la carga de trabajo y víctima de los errores de juicio de sus asociados y empleados. Para persuadir al magistrado federal de considerar mitigantes en su sentencia, también mencionaron su diagnóstico de trastorno del espectro autista, argumentando que esto lo hace «vulnerable dentro de la población reclusa». Basándose en estos elementos, la defensa sugirió una pena de alrededor de cinco a seis años y medio de prisión.
Desde su condena, Sam Bankman-Fried ha cambiado de equipo legal y ha contratado a Marc Mukasey, quien es notablemente más extrovertido y enérgico que su anterior abogado, Mark Cohen.
Por otro lado, el equipo de fiscales liderado por Williams insistió en que «en cada aspecto de su actividad y por cada uno de los crímenes cometidos, el acusado ha mostrado una abierta falta de respeto por la ley». Durante el proceso judicial, la defensa de «SBF» se vio debilitada por los testimonios de tres exdirectivos de FTX y Alameda, incluida su exnovia, quienes proporcionaron pruebas detalladas del papel principal del acusado en el fraude. «Él comprendía las reglas, pero decidió que no aplicaban para él», insistió la oficina del fiscal en un documento enviado al juez al mencionar una «megalomanía perniciosa» y un «complejo de superioridad».