Cuando se estableció en 2008, se proyectó que La Roca sería la institución penitenciaria designada para alojar a los reclusos más peligrosos. Sin embargo, después de 12 años, este complejo carcelario ahora alberga a individuos acusados de corrupción que ocuparon cargos públicos.
El último de su los ‘inquilinos’ de esta cárcel, ubicada en las afueras de Guayaquil, será Jorge Glas, detenido este 5 de abril de 2024, tras una irrupción del Bloque de Seguridad a la embajada de México, en Quito.
Glas estuvo en la Unidad de Flagrancia, desde las 23:00 aproximadamente, y la mañana de este de abril fue trasladado por un fuerte contingente militar -por vía aérea- hasta Guayaquil, para ser recluido en La Roca.
Desde enero pasado, el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI), anunció que ya no había espacio en la cárcel 4 de Quito, que recibía a detenidos de perfil político y público. Ante este anuncio, las autoridades nacionales decidieron utilizar el espacio en La Roca, para reubicar a estas personalidades.
Jorge Glas, exvicepresidente de Ecuador, es procesado por peculado dentro del caso Reconstrucción de Manabí. Un juez dictó su detención, pero la diligencia no se cumplió porque el imputado estaba refugiado en la embajada mexicana. Ahora se sumará a Wilam Terán, expresidente del Consejo de la Judicatura, sobre quien pesa una investigación por el caso Metástasis, por supuestas irregularidades en el sistema de justicia.
A La Roca también fue llevado Pablo Muentes, exasambleísta investigado por el caso denominado Purga. Sebastián Barreiro, hijo de la vicepresidenta de la República, Verónica Abad, también guarda prisión preventiva en La Roca. Él estaría involucrado en un supuesto tráfico de influencias, en el caso Nene.