El juicio penal contra Donald Trump, comenzó el lunes 15 de abril de 2024 en un tribunal de Nueva York, en plena campaña presidencial. Es el primer expresidente de la historia de Estados Unidos que se sienta en el banquillo. El juez instructor, Juan M. Merchan, de origen colombiano, presidió la apertura del proceso legal y rechazó nuevamente la solicitud del magnate de 77 años de apartarse del caso.
Después de un debate sobre las pruebas a presentar, el magistrado se dirigió directamente al acusado. Le informó sobre su derecho de estar presente en el juicio y le advirtió sobre las consecuencias de interrumpir los debates, señalándole que podría ser declarado en desacato y enfrentar la posibilidad de ser encarcelado. Trump asintió con la cabeza en respuesta a las instrucciones del juez.
Para el republicano, el juicio es percibido como una “persecución política” tramada por los demócratas para evitar su retorno a la Casa Blanca. Trump, quien virtualmente es el candidato de su partido para las elecciones presidenciales de noviembre, denunció el proceso como un “asalto a Estados Unidos”, al llegar al tribunal donde será juzgado por ocultar un pago de 130.000 dólares a la exactriz porno Stormy Daniels. Este pago, según la acusación, tenía como objetivo comprar su silencio respecto a una presunta relación extramatrimonial y proteger así su campaña de 2016, que finalmente ganó contra la demócrata Hillary Clinton.
Es importante destacar que Trump no está siendo acusado por el pago en sí para ocultar la relación sexual, la cual él siempre ha negado, sino por haberlo disfrazado como gastos legales de la Organización Trump, su empresa familiar. Este delito podría acarrearle una condena de hasta cuatro años de cárcel.
Sin embargo, incluso en caso de ser condenado, esto no sería un impedimento para su participación en las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, donde se enfrentaría nuevamente al demócrata Joe Biden. Tampoco sería un obstáculo para ejercer la presidencia en caso de ser reelecto.
SELECCIÓN DEL JURADO
El juez, la fiscalía y la defensa estaban preparados para llevar a cabo la selección de los doce jurados y seis suplentes entre un grupo de “500 candidatos potenciales”. Estos jurados tendrán la crucial responsabilidad de determinar por unanimidad si el magnate es “culpable” o “no culpable”, un proceso que podría extenderse durante varios días.
Los candidatos preseleccionados deben someterse a un exhaustivo cuestionario, particularmente en una ciudad mayoritariamente demócrata, donde se explorarán sus inclinaciones políticas. Sin embargo, lo más relevante es que demuestren imparcialidad y la capacidad de decidir el destino de uno de los políticos más influyentes de la época reciente, tanto en Estados Unidos como en el ámbito internacional.
El millonario enfrenta acusaciones por 34 falsificaciones de documentos contables de la Organización Trump. Estos documentos fueron utilizados para disfrazar los pagos a Stormy Daniels como “gastos legales”. Dichos pagos fueron realizados por el entonces abogado de Trump y hombre de confianza, Michael Cohen, quien ahora se encuentra en conflicto abierto con el expresidente y será uno de los testigos clave en el juicio.
El proceso judicial buscará determinar el grado de conocimiento de Trump sobre estos pagos, por los cuales Cohen ya fue condenado. Esta será una parte crucial del juicio, ya que definirá la implicación directa del magnate en las acciones por las que se le está acusando.
MUCHO EN JUEGO
El magnate neoyorquino, reconocido por su éxito en el ámbito inmobiliario y la construcción de campos de golf, se encuentra inmerso en un amplio abanico de controversias legales. Además de denunciar ser víctima de lo que describe como una “caza de brujas”, enfrenta acusaciones relacionadas con sus intentos por revertir los resultados de las elecciones presidenciales de 2020 y el manejo indebido de documentos clasificados, los cuales habría trasladado a su residencia tras abandonar la Casa Blanca.
Este conjunto de situaciones legales ha generado un notable interés, dado que, según Carl Tobias, profesor de derecho en la Universidad de Richmond, Trump y su equipo legal han logrado hasta el momento aplazar otros procesos judiciales.
El pasado sábado, durante un mitin en Pensilvania, el magnate proclamó a sus seguidores: “Nuestros enemigos quieren quitarme mi libertad porque nunca los dejaré que les quiten la suya”. Mientras tanto, fuera del tribunal y bajo la vigilancia policial, tanto partidarios como detractores del político se congregaron, mostrando su apoyo o rechazo hacia él.
Sorprendentemente, los problemas legales del magnate parecen fortalecer su apoyo entre sus seguidores, en lugar de debilitarlo, lo que sugiere que estos desafíos legales podrían estar contribuyendo a su ascendente carrera hacia la presidencia. (Fuente: AFP)