Datos proporcionados por el Ministerio de Transporte indican que actualmente 56 carreteras, que representan el 45% de los 42 mil kilómetros de la red vial estatal, están en mal estado. Una gran parte de estos problemas se atribuye a deficiencias en los taludes, es decir, en las montañas o colinas adyacentes a las carreteras, que sufren deslaves o aluviones provocados por las lluvias.
Un caso particularmente grave es el de la carretera Cuenca – Molleturo – El Empalme, que es la principal ruta de acceso a la capital de Azuay. Esta vía sufre daños en 12 segmentos afectados por ocho quebradas. Alejandro Chanabá, especialista en transporte de la ESPOL, menciona que estos deslizamientos son un problema recurrente desde hace 50 años y que la solución implicaría reforzar los taludes. Sin embargo, el presupuesto asignado por el Ministerio de Transporte para la reparación de estas carreteras es de solo 23 millones de dólares, distribuidos de la siguiente manera: 10 millones para 3,598 kilómetros en la costa, 4.2 millones para 2,294 kilómetros en la Amazonía y 8.8 millones para 3,634 kilómetros en la sierra.
Este financiamiento se destinará principalmente a la renovación del asfalto, bacheo y señalización, pero no incluye medidas para estabilizar los taludes en los mil puntos críticos identificados en las 56 carreteras afectadas. Davide Besenzon, ingeniero civil de la ESPOL, subraya la necesidad de que el gobierno priorice estos proyectos, destacando que no es aceptable tener que enfrentar continuamente problemas por la inestabilidad de los taludes.
El Ministerio de Transporte ha reconocido la insuficiencia de fondos disponibles para atender todos los daños en la red vial estatal.