Gabriela Goldbaum, exesposa del presidente Daniel Noboa, emite una advertencia pública, afirmando que Noboa tiene la intención de salir de Ecuador con su hija el 14 de abril, un día después de las elecciones presidenciales, y que podría no regresar jamás. En una declaración urgente ante la Comisión de Justicia y Estructura del Estado, Goldbaum expresa su profunda preocupación por el destino de su hija, revelando que no ha podido verla ni hablar con ella durante 44 días. También expone mensajes privados con la primera dama, Lavinia Valbonesi, que, según ella, demuestran que se le ha impedido deliberadamente comunicarse con su hija.
Goldbaum afirma que Noboa solicitó formalmente un permiso de salida para viajar con su hija a Estados Unidos el 14 de abril. «¿Qué garantías tengo de que mi hija regrese? ¿Cómo puedo confiar en que la volveré a ver si ni siquiera me permiten hablar con ella por teléfono?», pregunta, dirigiéndose a legisladores y al público. Su emotivo testimonio generó una respuesta inmediata en redes sociales, donde muchos expresaron su indignación por la restricción de sus derechos parentales.
En una serie de publicaciones en X, Goldbaum acusa a Noboa y Valbonesi de someterla a ella y a su hija a abuso psicológico, alegando que están usando su influencia para silenciarla. «El abuso no ha cesado; mi hija y yo seguimos sufriendo violencia indirecta, ahora directamente a través de Lavinia», escribe. Describe la angustia de que le digan que su hija «no la recuerda» y que la familia está «demasiado ocupada» para dejarlos hablar. «Cada día sin saber de ella siento como si me arrancaran el alma», añade.
Las acusaciones han conmocionado el panorama político ecuatoriano, a pocos días de unas elecciones importantes en las que Noboa busca la reelección. Su gobierno aún no ha emitido una respuesta oficial, pero aliados cercanos desestiman las acusaciones de Goldbaum como un intento de manipular la opinión pública. Sin embargo, la creciente presión de la Comisión de Justicia y organizaciones de derechos humanos podría obligar a una investigación más profunda sobre la disputa por la custodia y la presunta obstrucción de la patria potestad de Goldbaum.
A medida que se desarrolla la controversia, los ecuatorianos se preparan para nuevos acontecimientos, y algunos exigen una intervención judicial inmediata para evitar la sustracción ilegal de la niña del país. Mientras tanto, Goldbaum sigue exigiendo respuestas, insistiendo en que no la silenciarán. «Quieren que me calle», declara, prometiendo luchar por el derecho de su hija a permanecer en Ecuador y por su propio derecho a formar parte de la vida de su hija.