Ha pasado más de un año desde que inició el confinamiento en Ecuador, el mundo continúa enfrentando contagios, nuevas variantes, ahora vivimos una normalidad en la que convivimos con el COVID-19.
A diario escuchamos en los medios de comunicación acerca del colapso de los sistemas sanitarios, en redes sociales vemos comentarios de personas que buscan medicinas para tratar la enfermedad, hemos perdido seres queridos que han luchado con todas sus fuerzas para ganar la batalla pero, no ha sido suficiente y los hemos despedido sin siquiera poder tocarlos.
Estamos viviendo tiempos difíciles y los gobernantes a nivel mundial se han unido para compartir experiencias que permitan enfrentar la rápida propagación del virus. Las vacunas no alcanzan y es imposible frenar el contacto humano. Pero, existe una isla que vive otra realidad, nunca fueron confinados, asisten a reuniones sociales, eventos públicos, clases presenciales y no registran más de 1.067 casos. Se trata de Taiwán, una isla ubicada frente a las costas de la República Popular China que ha sido elogiada por sus excelentes mecanismos para frenar la propagación de la pandemia y que cuenta con un avanzado sistema de salud, así como, tecnología de punta aplicada a la medicina.
Han sido muchos los intentos que ha realizado Taiwán para lograr un acercamiento con la OMS para que le permitan participar en sus reuniones técnicas y compartir sus experiencias con el mundo en la lucha contra el COVID-19.
Infamemente, la OMS ha hecho caso omiso a estas solicitudes y Taiwán permanece excluido del sistema mundial de salud, debido a que China reclama a Taiwán como territorio propio y no lo reconoce como un país autónomo.
Gracias al espíritu colaborador de la población taiwanesa, muchos países se han beneficiado de donaciones de insumos médicos y asistencia técnica, por lo que países como Suecia, Francia, Estados Unidos, Japón, Canadá se han pronunciado solicitando su inclusión en la OMS.
En este sentido, es momento de que la sociedad civil se sume a la lucha para frenar las presiones por parte de China y que Taiwán participe dentro de las sinergias mundiales para enfrentar la pandemia, lo cual sería beneficioso para todo el mundo.
Michelle Gabriela Quintana Huilcapi