Coca Codo Sinclair, la mayor hidroeléctrica de Ecuador con una capacidad de 1,500 megavatios, enfrenta serios riesgos que podrían dejarla fuera de operación de forma permanente, ubicada entre las provincias amazónicas de Napo y Sucumbíos, fue inaugurada en diciembre de 2016 durante el gobierno de Rafael Correa.
Financiada en su mayoría por un crédito de China, Coca Codo Sinclair fue construida por Sinohydro, una empresa estatal china, bajo la condición de su gestión, aunque podría abastecer el 25% de la demanda eléctrica de Ecuador, su funcionamiento se ve afectado por fallas de construcción y riesgos naturales, los problemas principales incluyen la acumulación de sedimentos aguas arriba, que han causado múltiples paralizaciones temporales. El desarenador, diseñado para filtrar estos sedimentos, ha mostrado deficiencias, requiriendo intervenciones manuales y afectando el rendimiento de las turbinas, además, la erosión regresiva aguas abajo amenaza con erosionar las obras de captación, cruciales para el funcionamiento de la hidroeléctrica.
La acumulación de sedimentos ha aumentado en frecuencia desde 2019, con múltiples paradas operativas cada año, la erosión regresiva, iniciada en febrero de 2020, avanza hacia las obras de captación ubicadas a 6.4 kilómetros de la estructura original, las fallas de construcción, como las 7,600 fisuras detectadas en los distribuidores de agua, comprometen la integridad estructural y operativa de Coca Codo Sinclair. Estas deficiencias han llevado a reclamos legales por parte de Corporación Eléctrica de Ecuador (Celec) contra Sinohydro, exacerbando la vulnerabilidad de la hidroeléctrica en medio de una crisis eléctrica nacional.
Los desafíos que enfrenta Coca Codo Sinclair subrayan la fragilidad de su infraestructura frente a factores naturales y errores de construcción, la resolución de estos problemas será crucial no solo para su funcionamiento continuo, sino también para la estabilidad energética de Ecuador en el futuro cercano.