La producción de petróleo en Ecuador ha experimentado una caída significativa de 4,300 barriles diarios debido a la sequía que afecta al río Napo, ubicado en la provincia de Orellana. Esta situación fue reportada por la empresa estatal Petroecuador el 6 de septiembre de 2024 . La disminución en el nivel del agua ha dificultado la navegación fluvial, lo que ha impactado el transporte de combustible necesario para las operaciones petroleras en la región.
Desde agosto de 2024, el bajo nivel del río Napo ha generado problemas en la navegación, lo que ha afectado el suministro de combustible a través de gabarras para los activos petroleros en la zona. Petroecuador ha señalado que esta situación ha llevado al apagado de varios pozos, contribuyendo a la reducción de la producción diaria de petróleo. La empresa ha expresado su preocupación por la falta de mejoras en las condiciones climáticas que podrían restablecer el nivel del río.
La caída en la producción no solo afecta a Petroecuador, sino que también tiene repercusiones en la economía del país. La empresa estatal ha indicado que no hay una fecha estimada para que las condiciones del río mejoren, lo que podría prolongar la crisis en el sector petrolero. Además, la refinería de Esmeraldas, la más grande del país, también se ha enfrentado a paradas en su funcionamiento, lo que agrava aún más la situación.
Ecuador está atravesando una de las sequías más severas en décadas, lo que ha llevado a una disminución general en la producción hidroeléctrica y ha afectado a diversas industrias. La sequía ha sido un problema recurrente en el país, pero este año ha sido particularmente aguda, lo que ha llevado a la necesidad de reestructurar el sistema eléctrico y buscar soluciones a largo plazo para mitigar los efectos de estos fenómenos climáticos.
La situación actual resalta la vulnerabilidad de la industria petrolera ecuatoriana ante las condiciones climáticas extremas. La dependencia del país en la producción de petróleo y la falta de inversión en nuevas tecnologías y fuentes de energía renovables podrían poner en riesgo la estabilidad económica a largo plazo. Es crucial que se tomen medidas para diversificar la economía y mejorar la infraestructura necesaria para enfrentar estos desafíos ambientales.
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