El empleo de una molécula y terapia hormonal reduce tras la cirugía el riesgo de recaída en un 28,5% en una amplia población de pacientes con tumor de pecho luminal
“La detección precoz y el empleo de los tratamientos en estadios tempranos cambian el curso del cáncer de mama”. Miguel Martín, jefe del servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid. Esto es importante si tenemos en cuenta que las cifras de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) registran cada año más casos. En concreto, para 2024 se proyectan 36.395 nuevas pacientes, casi un 5% más que el año pasado.
El uso de ribociclib junto a la terapia hormonal supone una oportunidad para aquellas mujeres que recaen tras la cirugía y la terapia farmacológica, ya que reduce el riesgo de recaída en un 28,5%. Martín cuenta que servirá para entre un 25-30% de las pacientes que reciben un diagnóstico de cáncer de mama luminal HR positivo y HER2 negativo en estadios iniciales, “incluso en el IIIA”. Se trata del subtipo más común y representa casi el 70% de todos los casos de tumor de pecho. En España este grupo lo formarían unas 25.000 mujeres, lo que arroja unas 7.600 candidatas.
Por ahora en nuestro país gracias al acceso a través de los ensayos se han beneficiado de la nueva combinación terapéutica unas 761 españolas (de un total de 5.101) procedentes de 41 centros de 12 comunidades autónomas. Supone un 15% de las reclutadas para el estudio a nivel mundial, lo que sitúa a nuestro país en el segundo con más ‘representación’ tras Estados Unidos, de un grupo de 20. Martín, como presidente del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam), valora el esfuerzo que desde esta sociedad científica se ha puesto para coordinar y realizar la investigación en nuestro país.
“No todas las enfermas con tumores de este tipo son elegibles para recibir esta combinación”, destaca el oncólogo. ¿Quiénes cumplirían con el perfil ideal? Los datos se extraen del estudio Natalee presentado hoy en ESMO (Sociedad Europea de Oncología Médica). “Habría que ver bien el riesgo que tienen las pacientes”, dice Martín. Explica que se trata de enfermas que “tienen ganglios positivos o bien con ganglios negativos, pero tienen alto riesgo por una serie de factores” de recaer a largo plazo.
En la actualidad, con los datos a cuatro años, se ha observado que se reducen las recaídas en hasta un 5% de las pacientes. “No hay nada más importante en la oncología que evitar recaídas. Es decir, es lo más rentable y es lo más útil socialmente, laboralmente… A todos los niveles”, subraya Martín. Al tiempo que insiste en que, si bien el porcentaje pudiera resultar pequeño, “no lo es, porque estamos hablando de cura”.
“Esto está por encima de lo que se ha conseguido con muchos fármacos adyuvantes y se ha aprobado en el pasado”, asegura Martín. Ribociclib se usa como terapia de ayuda junto a la terapia endocrina. La molécula es un inhibidor de CDK4/6, el encargado de bloquear la acción de una proteína anormal que envía señales a las células tumorales encargadas de la multiplicación.
Los tumores luminales son hormonosensibles y actualmente el tratamiento de elección suele ser la terapia hormonal, como apuntan desde Geicam (Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama). Esta neoplasia tiene a su vez subtipos que los oncólogos distinguen gracias a la información genética. Lo que les permite diseñar una terapia lo más ajustada a cada paciente.
El momento de la detección también es clave: la supervivencia en el estadio I es de más del 98% y en cambio en los estadios IV la supervivencia desciende al 24%, apuntan desde SEOM. Aquí los cribados y los programas de diagnóstico temprano son importantes “para poder aplicar cuanto antes los tratamientos a las pacientes”, insiste Martín.
Para el oncólogo es una buena noticia que las mujeres con cáncer de mama metastásico “vivan más años con la forma crónica del tumor”. Pero no olvida que el objetivo es llegar antes, para curar más. “La paliación de una enfermedad metastásica está muy bien y más aún que las mujeres aumenten supervivencia cuando tienen metástasis. Sin embargo, en estos estadios ya no se curan”.
En cuanto a los efectos secundarios, no se han reportados “grandes eventos adversos”. “No hay ninguna, ninguna droga que se añada a lo estándar que no aumente la toxicidad”, aclara Martín”. “Eso es inevitable”. Entre los más comunes hallados en el estudio Natalee está la neutropenia (bajada de defensas: los neutrófilos, un tipo de glóbulos blancos) y hallazgo de transaminasas altas. “La toxicidad es manejable y la mayoría de las enfermas terminan con el tratamiento a los dos o tres años”.
De momento esta indicación de riboclib está a la espera de las agencias reguladoras en EEUU (FDA) y en Europa (EMA). Martín teme que suceda como con el resto de las terapias innovadoras que llegan al botiquín y que se retrase su aprobación. “España tiene bastantes demoras y esto es una pena para las pacientes”. Además, esgrime que debería existir una fórmula de luz verde o fast track que priorice “la llegada de los fármacos que son curativos”.
La indicación actual de Kisqali en Europa, que es como responde de forma comercial la molécula de Novartis, ribociclib, va dirigida a mujeres con cáncer de mama localmente avanzado o metastásico con receptor hormonal (HR) positivo, receptor 2 del factor de crecimiento epidérmico humano (HER2) negativo, en combinación con un inhibidor de la aromatasa o fulvestrant como tratamiento hormonal inicial, o en mujeres que han recibido tratamiento hormonal previo. En mujeres pre o perimenopáusicas el tratamiento hormonal se debe combinar con un agonista de la hormona liberadora de la hormona luteinizante (LHRH), como apunta la ficha técnica la Agencia Europea del Medicamento (EMA).
Fuente: EL MUNDO