El huracán Óscar, un fenómeno de categoría 1 en la escala Saffir-Simpson, impactó la isla Gran Inagua, en las Bahamas, con fuertes lluvias y vientos que alcanzaron hasta 130 km/h. Este sistema meteorológico se mueve hacia el oeste-suroeste, afectando tanto al sureste de las Bahamas como a Turks and Caicos y el sureste de Cuba, con precipitaciones que podrían causar inundaciones y deslizamientos de tierra en zonas montañosas.
El Centro Nacional de Huracanes prevé que las lluvias asociadas a Óscar se extiendan hasta el martes, con un posible debilitamiento del huracán al acercarse a Cuba. Sin embargo, podría mantener la fuerza de tormenta tropical al norte de la isla antes de desplazarse hacia las Bahamas centrales. Las provincias cubanas de Guantánamo y Holguín se encuentran en alerta, y las autoridades han recomendado evacuaciones preventivas en las áreas más vulnerables.
En las zonas costeras del oriente cubano, la combinación de los fuertes vientos y el paso del huracán podría provocar marejadas peligrosas, complicando la situación en áreas bajas. Las autoridades han insistido en que la población busque refugio seguro y siga las indicaciones de protección civil para evitar riesgos mayores durante el impacto de Óscar.
Además de enfrentar la amenaza del huracán, Cuba atraviesa una severa crisis eléctrica que ha dejado sin energía a más del 90% del país. La falta de mantenimiento en las plantas termoeléctricas y la escasez de combustible han afectado gravemente los servicios estratégicos, como bancos y el aeropuerto internacional. A pesar de la contratación de patanas generadoras de electricidad desde Turquía, la falta de combustible ha limitado su operación.