La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, rechazó firmemente la posibilidad de enviar tropas italianas a Ucrania, reafirmando la postura de su gobierno contra la participación militar directa en la guerra en curso. Su declaración se produjo en medio de una creciente presión de los aliados de la OTAN para aumentar el apoyo a Kiev, ya que el conflicto con Rusia no mostraba signos de desescalada. En una conferencia de prensa en Roma, Meloni enfatizó que Italia continuaría brindando ayuda humanitaria y logística, pero descartó cualquier despliegue de soldados.
La decisión de Meloni siguió a recientes discusiones entre líderes europeos sobre la expansión de la asistencia militar a Ucrania, y algunas naciones consideraron el despliegue de personal para misiones de entrenamiento y operaciones estratégicas. Sin embargo, la primera ministra italiana insistió en que el papel de Italia debe seguir siendo no combatiente, argumentando que la intervención directa podría aumentar las tensiones y arrastrar a Europa más profundamente al conflicto. También destacó la importancia de los esfuerzos diplomáticos para buscar una resolución pacífica, advirtiendo que la escalada militar tendría graves consecuencias para la estabilidad regional.
Las reacciones políticas en Italia estuvieron divididas, y los líderes de la oposición criticaron a Meloni por lo que percibieron como una falta de compromiso con la defensa de Ucrania. Algunos legisladores de centroizquierda argumentaron que Italia debería alinearse más estrechamente con la dirección estratégica de la OTAN, mientras que otros apoyaron el enfoque cauteloso de Meloni, citando preocupaciones sobre la seguridad nacional y las repercusiones económicas. Mientras tanto, la opinión pública se mantuvo mixta, y las encuestas indicaron que muchos italianos se oponían al envío de tropas, pero estaban a favor de continuar con la ayuda militar en otras formas.
El Kremlin recibió con agrado la posición de Meloni, considerándola una señal de división dentro de la alianza occidental. Los funcionarios rusos elogiaron la decisión de Italia de evitar la participación militar directa, mientras que las autoridades ucranianas expresaron su decepción e instaron a Roma a reconsiderar su nivel de compromiso. A pesar de la controversia, Meloni reiteró que el apoyo de Italia a Ucrania se mantuvo firme, pero dentro de límites que se alineaban con los intereses nacionales y el sentimiento público.