Días antes del 22 de octubre, todo pronosticaban que el candidato de La Libertad Avanza (ultraderecha), Javier Milei, vencería en las votaciones presidenciales de Argentina, o al menos terminaría primero para el balotaje.
Pero nada de esto ocurrió. Fue Sergio Massa, esta es la segunda vez que Massa busca la Presidencia, y ahora llega al balotaje con el 36,6% de apoyo electoral, versus el 30% de Milei.
Tras conocer los resultados, el candidato de derecha Milei negó que abandonará la contienda electoral y dijo que peleará «hasta el final» para «ganarle al kirchnerismo» en los comicios argentinos.
Los coqueteos de Macri y Milei durante la campaña electoral han generado tanto ruido que el exmandatario tuvo que saltar a la palestra a defender expresamente a la candidata de su partido.
Pero también le han jugado en contra a Milei, porque los votantes lo percibirían como una continuación del gobierno de Macri. Ante las críticas, el economista libertario dijo que está «para solucionar los problemas de la Argentina, no para hacer un experimento de laboratorio».
Sergio Massa, que es hoy la principal figura del gobierno peronista de centro-izquierda argentino, optó por mantenerse en el cargo de ministro con la idea de que «la campaña es la gestión».
«Sergio asumió tres días antes de que nos vayamos en helicóptero», declaró el dirigente oficialista Jorge Ferraresi, en alusión a la abrupta salida de Fernando de la Rúa en 2001, en la peor crisis de Argentina. Parte de esta obsesión por estar en el poder ha ayudado a Massa para posicionarse entre los electorales.
De 51 años y carácter dialoguista, Sergio Massa ha hecho acuerdos con empresarios, sindicatos y con el Fondo Monetario Internacional. Pero no pudo dominar la inflación, la principal preocupación de los argentinos. Abogado de profesión, posee la habilidad de mostrar las dificultades como logros, al menos entre sus adeptos.
Una habilidad que sus rivales critican. «Es un tipo peligroso justamente por su capacidad de ilusionar gente. Es capaz de hacer un discurso con una soltura y una eficacia discursiva que uno le cree», dijo el diputado opositor Fernando Iglesias.
De aspecto corpulento, peinado cuidado y siempre con una sonrisa fotográfica, Sergio Massa habla parsimonioso y modula como si estuviera en una Charla Ted. En más de una oportunidad se describió a sí mismo como «apasionado», y apuntó a la herencia italiana que sus padres inmigrantes le traspasaron.