La cuestionada reelección de Nicolás Maduro en Venezuela ha despertado una serie de protestas y la presión de gran parte de la comunidad internacional, que pide un recuento transparente de los votos.
Pese a los cuestionamientos, el Consejo Nacional Electoral (CNE), que es controlado por el oficialismo, proclamó la victoria de Maduro en las elecciones del domingo 28 de julio de 2024 y le entregó las credenciales como presidente.
«El PT saluda al pueblo venezolano por el proceso electoral ocurrido el domingo en una jornada pacífica, democrática y soberana», según la nota de la «Ejecutiva Nacional» del partido oficialista en Brasil.
Todo ocurrió en menos de 24 horas desde los comicios. Según el ente electoral, Maduro obtuvo el 51,2% de los votos, frente al 44,2 % atribuido a González Urrutia.
Eso despertó protestas en Caracas y varias regiones del país, algunas de ellas reprimidas por militares, mientras que la oposición mayoritaria ratificó «la victoria» de su candidato, Edmundo González Urrutia.
EFE constató el paso de cientos de motoristas por una de las principales avenidas de Caracas, la gran mayoría procedente de Petare, la favela más grande de la nación, algunos de los cuales arrastraban carteles de la campaña de Maduro con el rostro del líder chavista.
Mientras la tensión crecía dentro de Venezuela, la comunidad internacional pedía transparencia en el proceso electoral.
La mañana del martes 30 de julio, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), publicó un informe sobre las elecciones en Venezuela.
El informe fue elaborado por el Departamento para la Cooperación y Observación Electoral para el Fortalecimiento de la Democracia de la OEA.
El informe sostiene que “la suma de diversos elementos imposibilita otorgarle reconocimiento democrático a las cifras oficiales”. Y menciona la opacidad del CNE y su resistencia a la observación nacional e internacional.
Junto al informe, Luis Almagro publicó un comunicado de prensa, en el que expresa que la oposición ya presentó las actas «por las que habría ganado la elección», mientras que el régimen de Maduro y el CNE no lo han hecho.
Sostiene que en todo el proceso electoral, el régimen venezolano usó un «esquema represivo», con acciones tendientes a «distorsionar» los resultados. «Haciendo que ese resultado quedara a disposición de la manipulación más aberrante».