El reciente incidente en un vuelo de Juneyao Airlines, en el que dos pasajeras encerraron a una niña pequeña en el baño del avión debido a su llanto, ha causado una gran indignación en China y ha generado un intenso debate en internet sobre cómo se debería tratar a los niños en espacios públicos. La situación se volvió viral cuando una de las mujeres implicadas publicó un video en las redes sociales chinas, mostrando a la niña llorando en el baño mientras una de las pasajeras intentaba calmarla de una manera que muchos consideraron inapropiada. Este hecho ha puesto de relieve la falta de comprensión y paciencia hacia los niños en situaciones estresantes.
El video, publicado en Douyin, la versión china de TikTok, muestra a la niña dentro del baño, llorando mientras una de las mujeres le dice que no la dejarán salir hasta que deje de llorar. La situación se desarrolla de manera tensa, con la niña intentando salir del baño y la mujer diciéndole que, si vuelve a hacer ruido, regresarán al baño. Este comportamiento, que fue visto por millones de usuarios en internet, desató una ola de críticas hacia las dos pasajeras, quienes fueron acusadas de intimidar a la niña y de actuar de manera cruel.
En respuesta al incidente, la aerolínea emitió un comunicado explicando que la niña estaba volando con sus abuelos y había llorado durante casi todo el vuelo. Según la aerolínea, las pasajeras llevaron a la niña al baño con el consentimiento de su abuela, con la intención de “educarla”. Sin embargo, ante la creciente crítica pública, la aerolínea se disculpó por la situación y condenó el comportamiento de las pasajeras. Este episodio ha evidenciado la complejidad de manejar situaciones difíciles con niños en lugares públicos y ha planteado preguntas sobre el papel de las aerolíneas en tales circunstancias.
El incidente también ha reavivado el debate sobre la crianza de los hijos en China, un país que actualmente enfrenta un desafío demográfico y donde el Gobierno está tratando de fomentar el crecimiento de la natalidad. Muchos usuarios de redes sociales y medios de comunicación estatales criticaron a las pasajeras, argumentando que los niños pequeños no pueden controlar sus emociones de la misma manera que los adultos y que merecen un mayor grado de comprensión. Este caso ha resaltado la tensión entre la necesidad de mantener la tranquilidad en espacios públicos y la obligación de tratar a los niños con cuidado y respeto.
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