El problema de la clonación de lanchas en Ecuador no solo es complejo, sino que también está desprovisto de una regulación adecuada. A pesar de que existen leyes para delitos relacionados como el robo y la suplantación de identidad, la clonación de lanchas no está tipificada como un delito en el Código Orgánico Integral Penal (COIP). Este vacío legal deja a los propietarios de embarcaciones en una situación vulnerable, ya que pueden verse involucrados en procesos judiciales complicados y costosos para probar su inocencia cuando sus lanchas son utilizadas por delincuentes.
Un ejemplo de esta problemática es el caso de David, un pescador cuyo bote fue clonado en 2023. Cuando fue a realizar un trámite en la Capitanía del Puerto, le informaron que su lancha estaba en altamar con un permiso de zarpe. David pudo demostrar que su embarcación estaba acoderada en San Mateo, pero el caso muestra cómo la clonación de lanchas puede llevar a situaciones legales difíciles y peligrosas para los propietarios, quienes a menudo no saben qué ocurre con las embarcaciones clonadas.
Finalmente, el fenómeno de la clonación de lanchas se enmarca en un contexto más amplio de criminalidad en Ecuador, donde las bandas narcotraficantes utilizan estas embarcaciones para transportar drogas y combustibles hacia otros países. Los pescadores son reclutados para estas actividades ilegales, atraídos por ganancias que pueden alcanzar los $30.000 por viaje. Este tipo de operaciones ha convertido a Ecuador no solo en un punto de tránsito, sino también en un actor clave en el tráfico de drogas, según lo revela un informe del Observatorio Ecuatoriano del Crimen Organizado.
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