El huracán Helene, que llegó a Florida como un huracán de categoría 4, ha reducido su intensidad a tormenta de categoría 1 mientras avanza por Georgia. Aunque su potencia ha disminuido, el Centro Nacional de Huracanes advierte que sigue siendo peligrosa, con vientos de hasta 145 km/h. Aún se reportan marejadas, fuertes vientos y lluvias intensas, lo que representa un riesgo considerable para la vida de las personas en las áreas afectadas.
Antes del impacto, las autoridades pidieron a la población evacuar las zonas de riesgo. Cuando Helene tocó tierra en Florida, sus vientos alcanzaban los 225 km/h, causando una marejada ciclónica devastadora. Desafortunadamente, dos personas murieron en el condado de Wheeler, Georgia, cuando un posible tornado volcó una casa rodante, y otra persona perdió la vida en Florida al ser impactada por una señal de tráfico que cayó sobre su vehículo.
A causa de la tormenta, más de un millón de hogares en Florida y Georgia se encuentran sin electricidad. El centro de la tormenta se movió rápidamente hacia el norte-noreste, afectando también a Tallahassee, la capital de Florida, que no había experimentado una tormenta de esta magnitud en décadas. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, instó a la población a mantenerse en sus refugios hasta que las condiciones mejoren.
Las autoridades han emitido alertas de tornados e inundaciones desde Florida hasta Carolina del Norte. Se han movilizado equipos de rescate y abierto refugios en las áreas más afectadas. En Georgia, también se ha declarado el estado de emergencia, ya que se espera que la tormenta continúe causando daños en todo el estado. El gobernador Brian Kemp advirtió que podrían enfrentar condiciones peligrosas mientras trabajan para despejar los escombros y restaurar el orden.