Quito se conmocionó esta tarde cuando individuos armados abrieron fuego contra el edificio del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI), en pleno centro de la capital. El ataque ocurrió cerca de la intersección de la Avenida Orellana y la Avenida 9 de Octubre, una de las zonas más concurridas de la ciudad. Imágenes de seguridad captaron el momento en que un vehículo en movimiento reduce la velocidad frente al edificio del SNAI y desconocidos desatan una ráfaga de disparos. Se escucharon al menos siete disparos, lo que provocó la huida de los transeúntes presa del pánico.
El video que circula en redes sociales muestra una escena caótica: se ve a alguien agitándose dentro del auto momentos antes de que este se aleja a toda velocidad. Poco después, el mismo auto es encontrado abandonado en otra parte de la ciudad. La policía y los servicios de emergencia acudieron al lugar, acordonando el perímetro mientras los equipos forenses recolectaban casquillos y comenzaban una inspección detallada de la fachada del edificio, que aparentemente presentaba daños menores. Hasta el momento no se reportan víctimas, aunque las autoridades aún no han publicado una evaluación completa.
La Policía Nacional no ha confirmado la identidad de los atacantes, pero las investigaciones preliminares sugieren un posible vínculo con grupos del crimen organizado que atacan instituciones gubernamentales. El ataque se produce en medio de una creciente tensión dentro del sistema penitenciario ecuatoriano y una reciente ola de amenazas contra las autoridades judiciales. Expertos advierten que este incidente podría representar una escalada en las tácticas violentas empleadas por los grupos criminales en represalia por el mayor control gubernamental en los centros penitenciarios.
A pesar de la gravedad del incidente, el SNAI aún no ha emitido un comunicado oficial. El silencio del organismo, responsable de supervisar el sistema penitenciario ecuatoriano, aumenta la preocupación pública, especialmente tras los recientes incidentes en Guayaquil y Esmeraldas. El presidente Daniel Noboa tampoco se ha pronunciado, aunque fuentes cercanas a Carondelet sugieren que se están llevando a cabo reuniones de seguridad de alto nivel para evaluar la respuesta del gobierno.
Al caer la noche sobre Quito, la ciudad permanece en alerta máxima. Se está reforzando la seguridad en torno a los principales edificios gubernamentales y, según informes, se están estableciendo puestos de control en toda la capital. La ciudadanía expresa su indignación y temor en redes sociales, exigiendo acciones inmediatas. Para muchos, el ataque de hoy no es solo un ataque a una institución gubernamental, sino un preocupante recordatorio del creciente alcance de la violencia organizada en el corazón de la democracia ecuatoriana.