La administración Trump ha anunciado un ambicioso plan de reestructuración diplomática que prevé el cierre de 10 embajadas y 17 consulados estadounidenses en casi 30 países como parte de una estrategia para recortar el gasto federal. La propuesta, revelada en un documento interno del Departamento de Estado obtenido por CNN el miércoles 16 de abril de 2025, representa una de las reducciones más drásticas de la presencia internacional de Estados Unidos en las últimas décadas.
Según el documento, los recortes afectan principalmente a países ubicados en Europa y África, aunque también hay representaciones afectadas en Asia y el Caribe. Las embajadas incluidas en la propuesta incluyen las de Malta, Luxemburgo, Lesoto, la República del Congo, la República Centroafricana y Sudán del Sur. La lista de consulados que serán cerrados incluye cinco en Francia, dos en Alemania, dos en Bosnia y Herzegovina, uno en el Reino Unido, uno en Sudáfrica y uno en Corea del Sur.
La propuesta se enmarca en una amplia reestructuración de la política exterior liderada por el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una nueva agencia dirigida por Elon Musk, creada para reducir el tamaño y los costos operativos del gobierno federal. Los cambios sugeridos también incluyen la reducción de la presencia diplomática estadounidense en puntos críticos como Somalia e Irak, que tradicionalmente son importantes para las operaciones antiterroristas de Estados Unidos.
A pesar de la magnitud del plan, aún no está claro si el Secretario de Estado Marco Rubio aprobará los cierres propuestos. El Departamento de Estado mantiene oficialmente silencio sobre el contenido del documento, aunque ya ha nombrado embajadores en sólo dos de las misiones diplomáticas recomendadas para su cierre: Malta y Luxemburgo. La falta de nombramientos adicionales plantea dudas sobre la continuidad de otras representaciones diplomáticas.
El documento propone que las funciones desempeñadas por embajadas y consulados cerrados sean asumidas por misiones diplomáticas en países vecinos, como una forma de mantener la cobertura regional sin los costos operacionales que implica mantener representaciones en territorios considerados de baja prioridad estratégica. La medida ha provocado reacciones entre diplomáticos y analistas internacionales, quienes advierten de posibles impactos negativos sobre la influencia global de Estados Unidos y la protección de sus ciudadanos en el exterior.