Un incidente en Ecuador causó revuelo: el presidente Daniel Noboa le ofreció a un joven una beca de Derecho con la condición de que su video de TikTok alcanzara el millón de “me gusta”. El joven había solicitado previamente apoyo económico para sus estudios en la plataforma. Esta acción provocó un amplio debate sobre el papel de las redes sociales y los principios de la meritocracia.
El desafío planteado por Noboa fue visto por muchos como problemático. En lugar de depender del mérito académico o la necesidad financiera, la concesión de la beca se basó en la popularidad en las redes sociales. Los críticos argumentaron que esto socava el valor de la educación y el trabajo duro y alienta a los jóvenes a priorizar la atención de las redes sociales por sobre los caminos educativos tradicionales.
Aunque el joven alcanzó el número requerido de «me gusta» y recibió la beca, el método de otorgamiento fue controvertido. Muchos vieron esto como una señal de la creciente fusión de la política y el entretenimiento, donde las preocupaciones serias se utilizan para generar momentos virales. La acción fue vista como un ejemplo de cómo los líderes políticos utilizan las redes sociales para promocionarse en lugar de ofrecer soluciones sostenibles a los problemas sociales.
El presidente Noboa es conocido por su presencia activa en TikTok, donde comparte regularmente contenido que ofrece tanto mensajes políticos como reflexiones personales. Mientras algunos elogian su proximidad con la cultura juvenil, otros lo critican por comunicar decisiones y programas políticos importantes a través de plataformas destinadas más al entretenimiento que al debate serio.
Primicias
Este incidente ha provocado un importante debate sobre el papel de las redes sociales en la política y la educación. Se plantea la cuestión de si los desafíos virales y la popularidad en línea son los criterios adecuados para conceder becas educativas y qué impacto tiene esto en los valores y objetivos de una sociedad.