La presidenta de la Unión Nacional de Educadores (UNE) del Guayas, Gabriela Menéndez Guzmán, denunció el grave descuido de la educación infantil en la provincia. Subrayó el crítico deterioro de la infraestructura de las escuelas públicas, especialmente en los centros de educación inicial, y exigió la intervención estatal inmediata. Según Menéndez, las condiciones en las que se espera que miles de niños aprendan son inaceptables y reflejan una crisis más profunda en el sistema educativo público ecuatoriano.
Desde que asumió la dirección de la UNE del Guayas en noviembre de 2024, Menéndez ha liderado múltiples protestas y manifestaciones públicas para exigir la acción de las autoridades gubernamentales. Insiste en que el sistema educativo está colapsando no solo por años de falta de financiación, sino también porque se ve cada vez más afectado por el crimen organizado, los daños climáticos y la indiferencia institucional. Los docentes denuncian amenazas, extorsión y entornos laborales inseguros, lo que dificulta aún más su capacidad para impartir una enseñanza de calidad.
Menéndez enfatiza que la situación ha empeorado durante el reciente invierno. Las inundaciones y los deslizamientos de tierra han dañado gravemente muchos edificios escolares ya degradados, dejando docenas de ellos inutilizados al comenzar el nuevo año académico. Menéndez explica que los estudiantes regresan a las aulas con techos rotos, pisos anegados y sin servicios básicos, una realidad que describe como dolorosa e indignante.
A pesar de las reiteradas solicitudes de apoyo gubernamental, el Ministerio de Educación aún no ha asignado fondos suficientes para reparaciones o reconstrucción. La UNE Guayas advierte que, sin una inversión urgente, muchas escuelas podrían no poder operar y miles de niños se verán privados de su derecho a un entorno de aprendizaje seguro y digno. Menéndez insta a las autoridades nacionales a declarar el estado de emergencia educativa para priorizar los recursos y la atención donde más se necesitan.
La creciente frustración entre los educadores refleja una preocupación por el futuro del sistema educativo público ecuatoriano. A medida que se intensifican las presiones sociales y ambientales, la UNE Guayas sigue exigiendo soluciones reales, no solo promesas. Menéndez lo deja claro: si el Gobierno no actúa con rapidez, el daño a la base educativa del país puede volverse irreversible.