Al nacer, todos los niños tienen elevada presión pulmonar, pero eso se normaliza pronto en cuestión de horas o días, a medida que se dilatan las arterias. Solo con el primer grito, la presión pulmonar baja en un 70%.
Cuando la presión permanece alta, se llama hipertensión pulmonar persistente del recién nacido, y se trata en el hospital.
Esto ocurre en niños que pasan por algún evento perinatal (antes o durante el nacimiento). Entre los eventos agudos más comunes está la cesárea antes de las 39 semanas de gestación o un embarazo que llega a las 41 semanas. También se produce cuando hay infecciones por parte de la madre.
Hay casos crónicos, como el de la hernia diafragmática, una anomalía que ocurre cuando el bebé se está desarrollando en el útero. Debido a que el diafragma no se ha desarrollado completamente, los órganos abdominales como el estómago, el intestino delgado, el bazo, el hígado y el riñón pueden ocupar parte de la cavidad torácica.
Opciones de tratamiento
El doctor Flavio Soliz, neonatólogo del Hospital de Niños Joe DiMaggio, en Florida, explica los diferentes tratamientos para la hipertensión pulmonar persistente en el recién nacido.
El óxido nítrico es un gas dilatador del pulmón. Se trata de una cura costosa, pues tres o cuatro días de terapia pueden tener un costo de 20.000 dólares.
El sildenafilo es un vasodilatador que se ha investigado durante las últimas dos décadas.
La oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO) se emplea cuando los pequeños no responden a los anteriores tratamientos. Durante 2-5 días, se hace un corte en una vena y una arteria en el cuello y se retira la sangre, de manera que en vez de ir directamente al pulmón, pasa a una máquina que la oxigena antes de devolverla al bebé. “Esto da descanso al pulmón, beneficia a los demás órganos del cuerpo y además abre y dilata las arterias pulmonares.
La máquina, inventada en EE.UU., se utiliza en Europa, Asia y recientemente en algunos países latinoamericanos, como Chile, Brasil, Colombia y México. Para manejarla se requiere personal adiestrado en el uso de la tecnología ECMO, médico, perfusionista y enfermero. El tratamiento es continuo, el niño necesitará recibir oxigenación continua durante los días que le sean indicados.
Enfoque en prevención
En los últimos años está cambiando la manera de mirar la enfermedad y ha pasado de ser un tratamiento de rescate a uno de prevención. El doctor Soliz destaca entre las medidas el evitar las cesáreas selectivas antes de las 39 semanas y procurar que los partos no superen las 41 semanas. Si mamá tiene una infección, debe ser tratada.
En la primera hora que nace el niño en riesgo debe ser atendido, asegurarse de que tenga la ventilación adecuada y que se esté oxigenando bien. Esto puede incidir mucho en el desencadenamiento de la enfermedad.
“En nuestra región”, informa Soliz, “el promedio de supervivencia es de 97,5 en el Hospital Joe DiMaggio, gracias a un periodo de cinco años aplicando las medidas preventivas. Estas inciden en que decaiga la necesidad del ECMO y del óxido nítrico.
¿Cuáles son los síntomas?
Los siguientes son los síntomas más comunes de la hipertensión pulmonar persistente del neonato (PPHN). Sin embargo, cada niño puede experimentarlos de manera diferente.
-Aspecto no saludable del bebé en el momento del parto o en las primeras horas posteriores al nacimiento.
-Cianosis (coloración azulada de la piel).
– Respiración rápida.
-Frecuencia cardiaca acelerada.
– Niveles bajos de oxígeno en la sangre, incluso al recibir el 100 por ciento de oxígeno.
Los síntomas de PPHN pueden ser similares a los de otras afecciones o problemas médicos. Siempre se debe consultar al pediatra para obtener un diagnóstico.
Signos de hipertensión
Hay aumento de la frecuencia respiratoria, retracciones y cianosis (piel azulada) o desaturación graves que no responden al oxígeno. La oxigenación por membrana extracorpórea se realiza cuando no hay respuesta con otros tratamientos.
Hernia diafragmática
La supervivencia ha mejorado. Hace 50 años, hasta el 90% de los niños no lograba sobrevivir; ahora, el 90% lo supera. Signos: dificultad para respirar, respiración rápida, frecuencia cardiaca rápida, cianosis, desarrollo anormal del tórax.
2 a 6 niños
por cada mil nacimientos son afectados por la hipertensión pulmonar persistente. (D. V.)
Fuente: El Universo