La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió este viernes que Sudamérica se está convirtiendo en el nuevo foco de la pandemia del coronavirus.
Durante una conferencia virtual sobre el estado actual de la covid-19 en el mundo, el director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, Michael Ryan, dijo que están viendo cómo varios países de Sudamérica han tenido en días recientes un «considerable aumento» de los contagios.
«En cierto sentido, Sudamérica se ha convertido en el nuevo epicentro de la enfermedad», dijo Ryan. «Existe una preocupación en muchos de esos países», agregó el especialista.
Brasil a la cabeza
Michael Ryan hizo énfasis en la situación de Brasil, que hasta este viernes 22 de mayo registra 291.579 casos confirmados de coronavirus y 18.859 decesos, según la última actualización de la OMS.
Con el 80% de las camas ocupadas en cuidados intensivos en 12 capitales brasileñas, según datos de la Folha de S.Paulo, el sistema sanitario se enfrenta a un escenario crítico que requiere de una respuesta urgente.
Aplicar o no el confinamiento
A pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado el confinamiento de la población como una de las medidas esenciales para amortiguar al virus, en Brasil han sido solo cuatro los gobernadores que han aplicado el bloqueo total.
Y cuando lo han hecho ha sido tarde y solo en las capitales de los estados.
En estados como el de Sao Paulo, con diferencia el más afectado por la covid-19, se han adoptado cuarentenas parciales. En medio del drama, el dilema de aplicar o no el confinamiento ha enfrentado al presidente Jair Bolsonaro, que se opone categóricamente a ello y sigue minimizando los efectos del virus, y los gobernadores y alcaldes de los estados.
Esto ha provocado que millones de brasileños se sientan perdidos entre mensajes contradictorios: mientras los gobernadores piden a los ciudadanos que se queden en casa, Bolsonaro se pasea en moto acuática y participa en manifestaciones en Brasilia.
La caótica gestión del presidente ha llevado a dos de sus ministros de Salud, ambos médicos, a abandonar el barco en menos de un mes.
El uso de la cloroquina
Estaban en desacuerdo con la campaña de Bolsonaro en contra del confinamiento, pero sobre todo por la obsesión del mandatario con la cloroquina, un medicamento utilizado para combatir la malaria y cuyos efectos contra el virus no han sido científicamente demostrados.
El mandatario se salió con la suya al nombrar como ministro interino a un generalsin ninguna experiencia en el ámbito sanitario, Eduardo Pazuello, quien el miércoles autorizó que el fármaco puede usarse también en personas con síntomas leves, con autorización médica y la conformidad del paciente.
Bolsonaro ya ha adelantado que Pazuello, que ha nombrado a nueve militares en distintos cargos del ministerio, permanecerá en el puesto «por mucho tiempo».
Una vez más, el ultraderechista sigue los pasos de su admirado homólogo estadounidense, Donald Trump, que consume diariamente un comprimido de hidroxicloroquina de manera preventiva contra el covid-19.
El propio Ministerio de Salud ha reconocido que no hay evidencias suficientes sobre la eficacia del fármaco, y que su consumo puede generar graves efectos secundarios, como arritmias y disfunciones hepáticas. La OMS tampoco recomienda su uso y muchos especialistas reprobaron el nuevo protocolo en Brasil.
Dentro del Gobierno brasileño también ha provocado discrepancias. El secretario de Ciencia y Tecnología del Ministerio de Salud, el médico y biofísico Antônio Carlos Campos de Carvalho, pidió la dimisión de su cargo esta semana.
«No participé [en la elaboración del documento] y tampoco lo haría», explicó en una entrevista. «En el momento en el que el ministro [Nelson Teich] pidió salir y las cosas comenzaron a empeorar, con interferencia directa en las decisiones que no se basaban en criterios científicos, no fue posible continuar», matizó.
A la crisis sanitaria y política –Bolsonaro es investigado por supuesta interferencia política en el seno de la Policía– se suma la económica en un país con grandes niveles de pobreza y de desempleo.
Fuente: Reuters