Por: Xavier Lasso
Nada justifica el uso desproporcionado de la fuerza por parte del Estado de Israel. Palestina no es Hamas, pero sus hombres, sus ancianos, sus mujeres, niñas y niños, masacrados por un ejército muy poderoso nos enfrenta al espanto de la condición humana.
Desde 1967 las Naciones Unidas le viene diciendo a Israel que se retire de los territorios ocupados después de la llamada guerra de los 6 días. Caso omiso, asentamientos ilegales, violencia, masacre, destrucción, muerte ha sido la respuesta. La paz en medio Oriente es compleja, pero niños y niñas asesinados, mutilados, operados sin anestesia, crueldad llevada a extremos insospechados, que destruyen cualquier noción de humanidad, no tienen nada que ver con esta ceguera. La historia dice que, desde el principio, con Ben Gurión a la cabeza, se diseñó un plan cruel, de espanto, de exterminio.
Toca, otra vez, ser palestino para que el coro sea muy potente: basta de indiferencia, basta de mirar a otro lado, basta de tanta hipocresía. Estados Unidos, Europa, que de tanta democracia y derechos humanos nos hablan, tienen distintos estándares, cuando muere un israelita, un ser humano ha sido asesinado; cuando muere un árabe palestino, es un número, un daño colateral más de este exterminio, en realidad genocidio.
Reaccionemos como seres humanos, recuperemos nuestros principios, seamos mejores, salvemos nuestras identidades, gritemos al unísono: paren la masacre.
Columnista invitado