El lunes 17 de junio, los residentes de Guayaquil se vieron afectados por cortes de electricidad repentinos y no anunciados, desencadenando una oleada de quejas y preocupación en toda la ciudad.
La Corporación Nacional de Electricidad (CNEL) utilizó su plataforma en Twitter para divulgar los horarios de racionamiento eléctrico en varias provincias de Ecuador, en respuesta a problemas surgidos por las fuertes lluvias del fin de semana. Estos eventos climáticos adversos afectaron a por lo menos tres centrales hidroeléctricas en el país, lo que llevó al ministro de Energía y Minas, Roberto Luque, a anticipar la posibilidad de cortes de luz el domingo 16. Inicialmente, se anunciaron medidas preventivas para mitigar los efectos, pero luego se informó que los cortes serían mínimos tras la activación de turbinas en la central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair.
Sin embargo, a pesar de estas acciones, los residentes de Guayaquil reportaron interrupciones continuas del servicio eléctrico durante todo el día siguiente, en sectores como Los Ceibos, Kennedy Vieja y la ciudadela La Guangala, los usuarios experimentaron cortes no programados, lo que generó frustración y molestias significativas. CNEL comenzó a informar sobre los cortes programados específicamente para Guayaquil y otras ciudades a partir de las 12:53 del lunes, según las actualizaciones, algunos sectores en Guayaquil no recuperarían el suministro eléctrico hasta horas específicas de la tarde. Esta comunicación, realizada a través de redes sociales, suscitó una serie de cuestionamientos por parte de la ciudadanía sobre la gestión de la crisis eléctrica y la falta de previsión ante eventos climáticos adversos.
La situación evidenció la necesidad crítica de mejorar la comunicación y coordinación entre las autoridades y la población durante situaciones de crisis como los cortes de luz. La respuesta inicial, aunque con medidas correctivas, no fue suficiente para evitar las interrupciones prolongadas y el malestar generalizado entre los habitantes. Además, destacó la importancia de mantener y fortalecer la infraestructura energética del país para enfrentar de manera más eficaz emergencias naturales imprevistas como las intensas lluvias.